11 ago 2012

Belzoni y el viaje de "El Joven Memnon" por el Nilo.


Espectacular la visión de esta enorme escultura de Ramses II cuando entras en la sala del museo londinense.  Su peso es de 7,25 toneladas.  Cortado en un solo bloque de granito de dos colores.  Originariamente se encontraba en el templo funerario de Ramses  (el Ramesseum) en Tebas, hoy podemos disfrutarla en el British Museum of London.  Fue una de las primeras piezas egipcias reconocidas por los eruditos de la época como "arte" puesto que hasta entonces solo era "arte" todo aquello procedente de Grecia o Roma.

Fue Giovanni Battista Belzoni quien la hizo llegar desde el Ramesseum hasta Alejandría, más tarde partiría, ya a cargo de otros, hacia el museo de Londres a donde llegó en 1816.  Belzoni tuvo que hacer frente a políticos de la época en Egipto y a la propia escultura debido a sus enormes dimensiones, para poder cargarla en el barco que navegaría por el Nilo.


Henry Salt, Cónsul General en Egipto por Inglaterra, al que el museo debe muchas de sus piezas, escribe una carta el 28 de junio de 1816 a  Belzoni:

"Solicito y autorizo al señor Belzoni para preparar los bienes necesarios en Bulaq con el propósito de tomar posesión de la cabeza del joven Memnón y llevarla Nilo abajo. [...]"

"Encontrará la cabeza mencionada sobre el lado oeste del río, opuesto a Karnak, en la vecindad de un pueblo llamado Gurna situado al sur de un templo en ruinas llamado por los nativos Kossar el Dekaki.  La cabeza está aún unida a una parte de los hombres, así que juntos tienen una gran dimensión, y será reconocida, primero, por la particularidad de que yace sobre su espalda con la cara hacia arriba; segundo, porque la cara se conserva perfectamente y es muy bella; tercero, por tener en uno de sus hombros un agujero hecho artificialmente, supuestamente por los franceses para separar el fragmento del cuerpo; y cuarto, por estar hecha de una mezcla de granito negro y rojo y cubierto de jeroglíficos sobre sus hombros."

 

El propio Belzoni escribe en Narrative of the Operations and Recent Discoveries within the Pyramids, Temples, Tombs and Excavations in Egypt and Nubia a cerca de su traslado:
"[...] no sin esfuerzo, reunimos ciento treinta hombres y comencé entonces a construir un camino por el cual pudiera trasladar la cabeza hasta la orilla del río, que se encontraba a más de cuatro metros y medio sobre el nivel del agua, y que se había retirado al menos treinta metros. [...]"




"El 17 de noviembre, tuve éxito en mi intento y la cabeza del joven Memnón fue, al fin embarcada.  No puedo dejar de mencionar que no fue fácil la empresa de cargar una piedra de granito de semejante peso y volumen a bordo del barco, ya que si recibía el peso de un lado zozobraría al momento; y lo que es más, tenía que hacerse sin la más mínima ayuda de ningún medio mecánico, ni la de una simple polea, sólo con cuatro palos y cuerdas, mientras el agua estaba unos cinco metros y medio por debajo de la orilla, de donde la cabeza tenía que descender.  El camino que había hecho bajaba gradualmente hasta el borde del agua, cerca del barco, y con los cuatro palos formé un puente desde la orilla al centro del barco.  El puente descansaba parcialmente en el centro.  En el lado opuesto del barco, puse algunas mantas bien rellenas de paja.  Necesariamente tuve que colocar algunos árabes a cada lado del barco, con una palanca de madera de palma, pues no tenía otra cosa.  En medio del puente se adecuó un saco lleno de arena, por si el coloso iba demasiado deprisa dentro del barco, que pudiera pararse.  En tierra, detrás del coloso había una palmera firme con una cuerda a su alrededor y atada con fuerza al carro, para descenderlo muy poco a poco.  Puse una palanca a trabajar a cada lado, y al mismo tiempo que los hombres en el barco tiraban, otros iban soltando la cuerda y otros levantando los rodillos mientras el coloso avanzaba."

"La siguiente y última operación que requirió el busto fue dejarlo en tierra, seguro en un almacén del pachá, y esperar su embarque para Inglaterra.  Tuve alguna dificultad para  desembarcarlo.  El cherme estaba bastante más bajo que el lugar de atraque y el movimiento del mar no me permitía construir un puente, pero tuve la fortuna de que la tripulación de un buque británico que estaba allí por aquel tiempo me ayudara.  Con su participación, la maquinaria y un centenar de hombres al lado, fue posible desembarcarlo con seguridad".




La llegada a Inglaterra de la cabeza inspiró en 1818 a Percy Bysshe Shelley que escribió Ozymandias:

Conocí a un viajero de un antiguo país
que dijo: «dos enormes piernas de piedra
se yerguen sin su tronco en el desierto…
junto a ellas, en la arena, semihundido
descansa un rostro hecho pedazos, cuyo ceño fruncido
y mueca en la boca, y desdén de frío dominio,
cuentan que su escultor comprendió bien esas pasiones
que todavía sobreviven, grabadas en la piedra inerte,
a la mano que se mofó de ellas y al corazón que las alimentó.
Y en el pedestal se leen estas palabras:
“Mi nombre es Ozymandias, rey de reyes:
¡Contemplad mis obras, oh poderosos, y desesperad!”
No queda nada a su lado. Alrededor de las ruinas
de ese colosal naufragio, infinitas y desnudas
se extienden las solitarias y llanas arenas. 



Las fotos me traen muy buenos recuerdos, las realicé durante la vista a Londres en 2010 con mis amigas Mayte, Inma, Teresa, Idaisa y Neli, que bien lo pasamos ¿verdad chicas?

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