29 jul 2011

José I, el rey que pudo haber cambiado España

De él se decía que era borracho y jugador, y por ello le pusieron el apodo de Pepe Botella. Ahora se sabe que fue muy importante su labor reformista durante su corto y turbulento gobierno de España, que era un rey preocupado por sus súbditos llegando incluso a intentar preservar la independencia española frente a Francia. Quiso resolver los problemas que la tenían asediado nuestro país.

José Bonaparte (7 enero 1768-28 julio 1844) era el hermano mayor de Napoleón Bonaparte. Fue rey de España entre el 6 de junio de 1808 y el 11 de diciembre de 1813, antes había sido monarca de Nápoles y estaba acreditado como un buen rey. Llegó a España para ocupar el trono en muy mal momento, era el intento de Napoleón de acallar las revueltas, pero en España no se le veía como la vía de escape del sistema del Antiguo Régimen sino que se le identificaba con las odiadas tropas francesas que ocupaban el país, era un rey intruso solo apoyado por los llamados afrancesados, en muchos de los casos obligados a ser seguidores del francés.



Su reinado fue movidito, a los 8 días de haberse instalado en el trono Francia era derrotada en Bailén y tuvo que abandonar Madrid. Napoleón consigue de nuevo avanzar en territorio español y José vuelve a la capital, iniciándose el gobierno propiamente dicho, llegando a querer lo mejor para España se enrarecieron las relaciones con su hermano.

Los objetivos de José I para cambiar España eran claros: racionalizar, centralizar, liberalizar, educar y urbanizar. Pero el mayor problema de José era su hermano Napoleón, que en ningún momento estuvo dispuesto a renunciar al control directo sobre territorio español, y para ello creó 4 gobiernos militares en la frontera con Francia: Cataluña, Aragón, Navarra y Vizcaya dándoles a generales militares plenos poderes civiles y militares sobre ellos, lo que no facilitaba la posición de José que además de privarle de importantes recursos suscitaba enormes recelos que lo veían como una amenaza para la integridad nacional, José amenazó con abdicar, pero Napoleón hizo oídos sordos.




Cuando las tropas francesas fueron definitivamente derrotadas José tuvo que huir hacia Valencia donde fue temporalmente exiliado hasta que fue evacuado definitivamente. Napoleón firmo el Tratado de Valençay y Fernando VII volvía a ser rey de España, entonces el país daba un tremendo salto hacia atrás, perdiendo todas las reformas modernizadoras que José I había promulgado: la abolición de los derechos señoriales, la abolición de las órdenes religiosas masculinas, la desaparición de la Santa Inquisición, la centralización de la administración, la división del territorio en 38 prefecturas para hacer más fácil la administración, la creación de escuelas secundarias en las grandes ciudades, e incluso el embellecimiento de la ciudad de Madrid al que dio grandiosidad con reformas urbanísticas como la mejora el alcantarillado.

De él se cuenta que era un hombre bueno y bien intencionado, y que incluso ayudó personalmente en ocasión de la gran hambre que pasó Madrid en 1811-1812, visitando los barrios más afectados de la capital y ayudando a los más pobres.

27 jul 2011

Una inscripción epigráfica en Segóbriga.



Traducción de la inscripción (según panel explicativo in situ):

“No tendrá que añorar tras su muerte a sus hijos perdidos. Para Lucunda, esclava de Manio Valerio Vitulo e hija de Nigella. Desahuciada al acercarme a mis 16 años, cedí, vencida, al peso de mi destino. He aquí lo que puede abatir tu corazón, lector, la causa prematura, lamentable, de mi sepultura. Pero, llegada a mi fin, descanso en un lugar querido, antes que las enfermedades destruyeran mi cuerpo con violencia de un tumor intolerable para cualquiera, ahora, libre de preocupaciones, reposo bajo la hierba ligera. Ahora os toca a vosotros el cuidado de mi sepultura, padres, querido esposo, adiós para siempre. Que a mí no me pese la tierra y a vosotros los dioses os sean favorables. Sé propicia para esta citareda, como también Febo lo mientras viví.”


23 jul 2011

Calder, me encanta!






La mayoría de obras de arte del siglo XX no me gustan, pero he redescubierto un artista que ayer mismo debía haber cumplido 113 años (como bien nos lo recordaba Google), y digo redescubierto porque me encantaba de pequeña y lo tenía guardado en el fondo de la mente, gracias al examen de septiembre (de arte del siglo XX) lo he desenterrado.



Alexander Calder nació el 22 de julio de 1898. Estadounidense. Escultor. Es conocido como el inventor del móvil (juguete móvil colgante), es decir, de la escultura móvil cinética.




De él escribieron: "Calder se diverte fabricando aparatos que tienen por fin único divertir: precisamente divertir o desplazar el pensamiento del especatador respecto del uso normal de esos materiales industriales. [...]. En una sociedad industrial seria, Calder sería un obrero al que habría que despedir inmediatamente, pero eso es lo que le gusta: ser el último obrero libre, ingenioso e inventivo en una sociedad para la cual el obrero serio es un robot" (Argan).



Calder pertenece a la corriente artística del Constructivismo. Es un nuevo arte que nace en el siglo XX, es renovador, revolucionario, creado para un nuevo orden social, el de despues de la Primera Guerra Mundial. Rompe con las antiguas técnicas escultóricas, con todo lo que daba singos de tradicionalidad. Sus obras tienen infinitos puntos de vista, es imposible que el espectador fije su mirada en uno solo, y cada uno de esos puntos de vista es distinto de otro. Además fue el precursor del arte minimalista tan de moda hoy en día.




Calder buscaba en su obra el equilibrio inestable y oscilante. Cualquier movimiento del aire circundante provoca leves desplazamientos en cada una de sus piezas que a su vez arrastran a otras partes de la escultura a las que están enganchadas. El principio ténico es similar en casi todas sus obras: una cascada de elementos multiplicados desde la parte más elevada hasta la más baja. La lentitud de movimientos da una sensación de ingravidez al espectador.