22 nov 2023

¿Eran bajitos los romanos?




Cuántas veces hemos leído este dato en los libros de divulgación: los romanos eran bajitos. ¿Es verdad esta afirmación?

No, no lo es. Los romanos no eran bajitos, o al menos no tanto como nos imaginamos.  Su estatura era similar a la actual.

Veamos...

Tomando como dato los hombres que perecieron en Herculano y Pompeya durante la erupción del Vesubio, se estima que la altura media de un romano (ellos) era de aproximadamente 1,70 m. Se ha encontrado el caso de un soldado que medía 1,75 m. (el más alto) y un timonel 1,73 m. Otros cuerpos masculinos medían 1,68-1,69 metros.

Vegecius (Compendio de técnica militar V, 5, 1), en el periodo del Principado, nos cunta que los soldados de la primera cohorte de una legión o el ala de caballería debían medir idelamente seis pies de alto, aunque el mínimo era de cinco pies y diez pulgadas, es decir, entre 1,70 y 1,77 metros.

Lo más interesante es que la estatura media de los españoles hoy en día es de 1,76, es decir, ¡¡solo 6 cm. más!! y en Italia... ¡¡1,74!! solo 4 cm. más.




¿Y de dónde surge esta idea? Porque todo depende desde el punto de vista desde el que se mira la Historia. Un inglés o un alemán es fácil que consideren que 1,70 m. sea bajito, cuando ellos tienen una altura media de 1,80 m. en la actualidad.

Hablar de que los romanos eran bajitos es otro caso de presentimos y de desconocimiento del contexto mediterráneo, tanto en la antigüedad como en la actualidad.




2 nov 2023

Alejandro Magno asedió Gaza






Cuenta Quinto Rufo en su "Historia de Alejandro" que, en el año 322 a. C., Alejandro Magno llegaba a las murallas de la ciudad de Gaza, a la que puso cerco. Su gobernante, Batis, era tan valiente como él.

Fue durante la ofensiva contra la ciudad cuando el rey de Macedonia sufrió una de sus heridas, esta fue debida a una flecha que atravesó su hombro. Un mercenario árabe (de tantos que ayudaban a Betis) fingió rendirse, fue presentado a Alejandro.  Una vez a solas hirió al rey y fue ejecutado. 

Gaza fue intentada reducir con máquinas de asedio.  Para poder utilizarlas tuvieron que construir terraplenes.  Atacaron por varios puntos a la vez.  Pero eran rechazados. Los macedónicos habían conseguir debiitar las murallas de la ciudad realizando túneles bajo ellas, que finalmente cayeron. Las puertas de la ciudad feron abiertas y los árabes de a ciudad no tuvieron más remedio que luchar hasta la muerte.  Finalmente fueron derrotados por las torpas de Alejandro.

Cuenta Quinto Rufo que:

"En aquel combate perecieron cerca de 10.000 persas y árabes, pero tampoco para los macedonios la victoria fue incruenta. El asedio se hizo famoso no tanto por la celebridad de la ciudad como por el doble riesgo corrido por el rey."

A pesar de esto, Batis se negó a rendirse, aunque fue herido, capturado y llevado ante Alejandro.​

Quinto Rufo añade: 

"Betis, mirando al rey con rostro no sólo impertérrito sino incluso altivo, no despegó los labios ante sus amenazas. A la vista de ello, Alejandro dijo: «¿No veis cómo persiste, terco, en no hablar? ¿Acaso se arrodilló? ¿Acaso pronunció una palabra de súplica? Yo doblegaré, sin embargo, su silencio y, si no puedo hacer otra cosa, al menos quebrantaré su mutismo con sus gemidos». Después su ira se trocó en rabia, pues ya por entonces su nueva fortuna se veía influida por las costumbres extranjeras. A Betis se le atravesó con unas correas los talones cuando todavía respiraba y, atado a un carro, fue arrastrado por unos caballos alrededor de la ciudad, vanagloriándose el rey de que, al infligir al enemigo un tal castigo, había imitado a Aquiles del que él descendía."




Curcio Rufo, traducción de Francisco Pejena Rubio para Ed. Gredos, 1986.