Este año mi madre me obsequió, en el día del libro, con Ítaca, el Peloponeso, Troya de Heinrich Schliemann. Un libro fascinante que acabo de terminar de leer y que me da le excusa perfecta para presentaros varios libros sobre este estudioso de la Iliada y Odisea y descubridor de Troya y de paso defender su memoria de historiador y filólogo.
Heinrich Schliemann nació en Neubuckow (Alemania) el 6 de enero de 1822 y falleció en Nápoles (Italia) el 16 de diciembre de 1890 por un ataque al corazón, solo, en la calle, días después se supo quien era y entonces fue honrado como merecía. Era hijo de un pastor evangélico que fue quien despertó en él su pasión por Homero. Su madre, ama de casa, murió cuando Heinrich aún era niño.
La pasión de Schliemann por la Iliada y la Odisea comenzó cuando en la Navidad de 1829 su padre le regaló la Weltgeschichte für Kinder (Historia universal para niños) de Georg Ludwig Jerrer donde estaba explicado el "mito" de la guerra de Troya. El relato estaba acompañado de un grabado que representaba a Eneas con su padre Anquises y su hijo Ascanio saliendo por la puerta Escea cuando abandonaban Troya durante el incendio de la ciudad. Heinrich tenía siete años y en ese momento comenzó su vocación por desvelar el fundamento histórico del "mito" troyano.
Debido a su gran capacidad de trabajo y por, por qué no decirlo, grandes dosis de suerte, la fortuna económica de Schliemann creció durante sus años jóvenes lo que le permitió viajar alrededor del mundo y dedicarse a estudiar, ávido, gran cantidad de idiomas. Dice él mismo:
"Así pues me entregué al principio al estudio del inglés con un celo inaudito. La necesidad me indicó entonces un método que facilita enormemente el estudio de las lenguas. Consistía en leer mucho en voz alta, no traducir jamás, aprender todos los días una lección, escribir siempre composiciones sobre temas que nos interesan, corregirlas uno mismo bajo la mirada de un maestro, aprenderlas de memoria y recitar palabra por palabra en la lección del día siguiente lo corregido el día anterior [...]. Alcancé en seis meses a conocer a fondo la lengua inglesa. Apliqué entonces el mismo método al estudio del francés, del que llegué a dominar de igual modo las dificultades en otros seis meses [...], el estudio del holandés, del español, del italiano y del portugués me parecieron más fáciles y no tuve necesidad de dedicarles más de seis semanas a cada una de esas lenguas para hablarlas y escribirlas de manera corriente."
"Aunque deseaba aprender griego, no osé comenzar su estudio antes de haber alcanzado una cierta fortuna, porque tenía temor de que esa lengua me gustara demasiado y me desviara de mis asuntos comerciales."
"No empleé más de seis semanas en dominar las dificultades del griego moderno, y me entregué luego al griego antiguo, del que aprendí en tres meses lo suficiente como para comprender a algunos autores antiguos y, sobre todo a Homero, que leí y releí con el más vivo entusiasmo."
Lo que no sabía Schliemann es que él mismo iba a ser protagonista de un mito, como arqueólogo. y es que es por todos conocido, que Heincrich Schliemann leyendo la obra de Homero y tomándola al pie de la letra descubrió la ubicación de las ruinas de Troya. Pero es eso, un mito y no ocurrió de esa manera.
Este libro (Ítaca, el Peloponeso, Troya) así nos lo ilustra, y es que el propio Schlieman nos cuenta cómo llegó al descubrimiento de Troya. Leemos cómo se debe al trabajo concienzudo, metódico y pormenorizado de una amplia bibliografía al respecto, tanto de autores e historiadores de su tiempo como de los clásicos. Schiliemann no solo conocía al dedillo la obra de Homero, también a los autores clásicos como Plinio, Heródoto, Estrabón, Plutarco, Filóstrato, por decir unos cuantos. Que utiliza para poder desentrañar el misterio. Ítaca, el Peloponeso, Troya. Investigaciones arqueológicas, pese al título que tiene, no es un libro sobre arqueología, sino más bien un diario de viajes de un investigador donde iba poniendo por escrito toda su investigación arqueológica, histórica, literaria y filológica durante sus prospecciones arqueológicas en sus visitas por el Mediterráneo griego. El mérito al descubrir las ruinas de Troya, así como de otros lugares descritos en las obras de Homero, es por tanto mucho mayor y leyendo el libro uno se da cuenta de que el trabajo de investigación que este hombre hizo fue mucho más honorable de lo que la historia de la arqueología nos ha contado. Eso si, nunca hay que olvidar, y esto es muy importante, contextualizar al arqueólogo e investigador dentro del periodo científico que le tocó vivir.
SCHLIEMANN, H. Ítaca, el Peloponeso, Troya. Investigaciones arqueológicas. Ed Akal. 2012.
Recomiendo, como complemento, otro libro, y que leí ya hace un par de años y que también me encantó. Se trata de su Autobiografía, es la biografía del investigador, escrita a partir de notas de su puño y letra recopiladas por su mujer Sophia y su amigo Adolf BrCickner, compañeros ambos en las aventuras del investigador, y que se publicó por primera vez en 1892, unos años después de su muerte.
SCHLIEMANN, H. Autobiografía. Traducción del alemán por Miguel Chamorro González. Ed.Almuzara, 2010.
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