30 abr 2011

Los Jardines Colgantes de Babilonia


Fueron una de las Siete maravillas del Mundo Antiguo, pero de ellos apenas si tenemos testimonios y ninguno de ellos contemporáneo, lo que ha llevado a especular mucho sobre cómo debía ser esta monumental construcción.



Edificados, según la leyenda, por Shamshi-Adad V (824-811) para su mujer, Semiramis, una gran reina que conquistó Egipto y la India, a la que quiso agasajar con esta construcción. Diodoro de Sicilia (s I aC) nos cuenta que fueron “edificados no por Semíramis, sino, más tarde, por un rey de Siria, que los había hecho construir para complacer a una de sus favoritas. Se cuenta que esta mujer, originaria de Persia, añorando las placenteras praderas que cubren las montañas de su patria, había inducido al rey a que se esforzase en imitar, mediante plantaciones sobre un terreno artificial, la naturaleza del suelo de Persia”. Se han creado muchas leyendas entono a los Jardines y a la reina Semíramis. Pero en realidad no existe ningún documento babilónico que la mencione y se cree que podría ser la deformación de los griegos del nombre de Sammur-amat, esposa de Shamshi-Adad. Además se especula sobre si habría sido Nabucodonosor II (600 aC) quien los habría construido para su esposa Amytis. Incluso sobre que ni estuviesen en Babilonia y en realidad se encontrasen en Nínive.



Sobre la descripción de los jardines nos cuenta Diodoro: “Estos Jardines, de forma cuadrada, tenían por cada lado cuatro pletros de largo, y se elevaban como una especie de montículo mediante una serie de terrazas puestas una sobre otra, presentando así el aspecto de un teatro.



Por debajo de cada terraza se habían situado unas bóvedas, que soportaban todo el peso de las plantaciones, excediendo cada una de estas bóvedas en la altura sobre la que le precedía. La más elevada de todas y sobre la que reposaba la planta de la última terraza, a nivel con la balaustrada, tenía 50 codos de altura.



Los muros, en los que se aseguró su solidez gracias a los trabajos más costosos, tenían 22 pies de espesor y la base en que descansaban 10 pies de anchura. La plataforma de las terrazas estaba formada por piedras talladas a manera de vigas y tenían una longitud de 16 pies, comprendidas las superposiciones, y una anchura de cuatro pies.


Lo que, reposando sobre las vigas de piedra, servía de techo, era una cubierta que consistía en un lecho de cañas, mezclado con una gran cantidad de asfalto; y sobre ella había una doble capa de ladrillos cimentados con yeso; y ésta, a su vez, estaba recubierta por una tercera capa, un revestimiento de láminas de plomo para impedir que la humedad penetrara en los cimientos. Sobre esta cubierta se había extendido la cantidad de tierra vegetal, perfectamente preparado, estaba lleno de infinidad de plantas, recogidas de todos los países.



Las bóvedas, que recibían la luz, dado que unas eran más elevadas que otras, contenían muchas celdas reales de todas clases; había una que tenía divisiones desde la superficie superior e instrumentos para la irrigación, mediante los cuales se hacía subir el río agua en abundancia, sin que nadie pudiera ver desde el exterior como se producía. Tales fueron los Jardines que fueron construidos más tarde, como se ha dicho.”



Otra descripción es la de Estrabon (s. I aC) nos cuenta “Éste consta de terrazas abovedadas alzadas unas sobre otras, que descansan sobre pilares cúbicos. Éstas son ahuecadas y rellenas con tierra para permitir la plantación de árboles de gran tamaño. Los pilares, las bóvedas, y las terrazas están construidas con ladrillo cocido y asfalto.”

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