Relieve en un sarcófago que representa una escuela romana. Siglo II d.C. Tréveris.
"Me despierto al rayar el alba, llamo al esclavo y le ordeno que abra la ventana (...). me levanto, me siento en el borde de la cama y pido los calcetines y los zapatos, porque hace frío... Me lavo bien las manos, la cara, la boca; me limpio los dientes y las encías; escupo, me sueno las narices y me seco, según debe hacer un niño bien educado... Me pongo la túnica y me ciño el cinto; me perfumo la cabeza y me peino... Salgo de mi habitación con mi pedagogo y mi nodriza para ir a saludar a mi padre y a mi madre... Busco mi recado de escribir y mi cuaderno y se lo doy al esclavo... Me pongo en camino, seguido de mi pedagogo, por el pórtico que lleva a la escuela. Me salen al paso los amigos... Llego delante de la escalera, subo los peldaños de uno en uno y sin correr, como es debido. En el vestíbulo dejo mi abrigo; me paso el peine por la cabeza, entro y digo: ¡Buenos días, señor maestro! el me abraza y me saluda. El esclavo me entrega las tabillas, el recado de escribir y la regla. ¡Buenos días, compañeros! Dejadme mi sitio. Córrete un poco."
CORPUS DE GLOSAS LATINAS. III, 379, 74 y s
Bellísimo inicio del día. Así me gustaría empezarlo ahora a mí.
ResponderEliminarEstupendo post, Mª Engracia.