28 may 2012

Aristóteles y Filis




Cuenta el mito que el rey Alejandro Magno prestaba demasiada atención a Filis, una cortesana que era su amante.  Aristóteles, profesor de Alejandro le regañó por este motivo pidiéndole que pusiera freno a su pasión por ella ya que le distraía de sus obligaciones militares.  

Entonces Filis, como venganza,  por la intromisión del filósofo, planeó la seducción de este, mediante tretas auténticamente femeninas, tentando sexualmente al maestro, seduciéndolo a cada instante.  

Aristóteles, que era hombre además de filósofo y maestro, no pudo resistir a las tretas de Filis y sucumbió a sus encantos.  

Ella accedió a darle el placer que él tanto ansiaba, pero a cambio, antes, debía pasearse por el jardín arrodillado, ensillado y con ella sobre su grupa, cabalgándole.  

El gran alboroto que armaron llamó la atención de Alejandro, que escondido, los observó.  Entonces el rey montó en cólera, acusó a Aristóteles de querer para sí a la cortesana y de que por ello había querido alejarles.


Así fue como el poder que las mujeres pueden tener sobre los hombres se convirtió en mito, uno de los favoritos del siglo XIII y que vemos tallado en esta ménsula de piedra caliza del siglo XIV que podemos ver en el Museo de Historia de la Ciudad de Valencia.




1 comentario:

  1. La mujer, desde los albores de la humanidad, siempre ha desarrollado sobre el hombre una relación de poder que, aunque no manifestada de forma directa, ha gravitado en el comportamiento de los grupos. A pesar de la aparente inferioridad que desde épocas primitivas se nos presenta la mujer, lo cierto es que, no deja de ser eso...una apariencia. En todas las etapas históricas está documentada la existencia de grandes mujeres que han ejercido un influyente poder en su entorno y han dejado su huella en la historia, frente a la pretendida (e inexistente) superioridad del género masculino. Lamentablemente, todavía queda mucho por avanzar hasta que la idea de igualdad esté universalmente aceptada y globalmente comprendida como un rasgo inherente a la raza humana. Saludos desde la capital del Ebro.

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