22 jun 2025

Las irresponsabilidades en divulgación terminan convertidas en revisiones necesarias. El caso de Borea del MAN.

Las irresponsabilidades en divulgación terminan convertidas en revisiones necesarias. 
El caso de la tessera de Borea del MAN.

Un título muy largo para un tema muy controvertido: el intrusismo en divulgación y el daño que hace desconocer sus responsabilidades.  

La publicación de hoy espero que sea una reflexión para todos aquellos que nos dedicamos al mundo de la investigación, a los que se dedican a divulgarla y al público que recibe la información. Una cadena en la que cualquiera de las partes puede cometer un error, que para cualquier lego puede ser una tontería, pero que desencadena una serie de problemas, como si de piezas de un dominó cayesen una tras otra.

Hace unas semanas una persona acudió a mí preguntándome por un gladiador. Tal personaje era Borea y aparecía en una tessera que hoy se encuentra en el Museo Arqueológico de Madrid. Quería que corroborase que este personaje había nacido en su pueblo (Bedunia, hoy Cebrones del Río, en León). La única prueba para obtener todos los datos a los que se refería era esa pieza. Según parece, el luchador había tenido mucho éxito en los juegos gladiatorios.


Esta es la pieza a la que me refiero:



Fue encontrada entre Niebla y Moguer a orillas de Río Tinto y está fechada en el siglo I d. C. Sus medidas son 17 x 4,30 cm.

Podemos leer en la ficha del MAN (aquí):


"Placa de bronce de forma rectangular con cuatro orificios circulares en las esquinas, en los que se insertan argollas de la misma forma. En el lado menor izquierdo hay una argolla alargada decorada con incisiones y sujeta a la placa mediante un remache, de la cual colgaría la "tessera". El campo epigráfico desarrollado en cuatro líneas, se enmarca con una sencilla línea incisa que recorre toda la pieza."

La transcripción según la ficha del MAN:

CELER.ERBUTI.F(ilius). LIMICUS BOREA. CANTI (filio) BEDONIE (n) SI MVNERIS. TES(s) ERA(m). DEDIT AN(n)O. M (arco). LICINIO. CON (n)S(ule)

La traducción, de nuevo según la misma ficha:

“Celer, hijo de Erbutio, natural de la ciudad de los Limicos, dio esta tessera gladiatoria a Borea, hijo de Cantio, natural de Bedunia, el año del consulado de Marco Licinio.”

Y en la misma ficha se interpreta el texto de la siguiente forma:

“Celer nacido en Ginzio de Limia (Orense), es un organizador de juegos e hizo entrega de esta tessera al gladiador Borea, natural de Baedunia (cerca de La Bañeza, León), posiblemente en el año 64 de nuestra era.”


En 2022 el periódico “el diario” se hizo eco de la noticia (noticia completa aquí) y dio pábulo a una persona sin los conocimientos suficientes que cometió una irresponsabilidad:




El daño ya estaba hecho. Según la noticia, Borea fue un gladiador hispano de Bedunia conocido como uno de los más célebres del siglo I d. C. Destacado por su agilidad como provocador. Recibió una tessera de bronce (única de este material entre las 107 conservadas. Esto ya debería darnos que pensar, ¿verdad?) como símbolo de honor, otorgada por el lanista Celer alrededor del año 64 d. C., lo que evidencia su fama excepcional. La tessera confería a Borea un lugar privilegiado en el anfiteatro de Ilipula (Huelva), reflejando su estatus como gladiador de élite y figura respetada en todo el imperio. Según el periódico además se podía saber qué tipo de gladiador era Borea, un provocador.

La noticia fue publicada por varios medios en diferentes años.


Así “nuestra historia” lo publicó en 2023:




 En 2024 la noticia era publicada por Muy Interesante:





En enero de 2025 aparecía una novela que terminó por rematar la jugada. De ella se hacía eco el Heraldo de León. Obviamente es una novela. El autor puede tomarse todas las licencias que quiera. El problema está cuando defiende que es una historia real y así la entiende el lector. 





Hace ya tiempo que la pieza es parte de los estudios especializados. Grandes especialistas como José María Blázquez y María Paz García-Gelabert en 1988 decían que Celer era el gladiador (no Borea) y que entrega la tessera a Borea, una deidad local. Alberto Ceballos y David Ceballos, en su artículo de 2003, aceptaban el hecho de que Borea era un gladiador.

A partir de estos trabajos solo había que hacer que todo cuadrase (de forma muy chapucera, todo hay que decirlo) y así a Celer se le convertía en un lanista por arte de magia. Borea era un gladiador y que además era de tipología provocador. Todo el mundo se olvidó de que Blázquez ya adelantaba que Borea era una divinidad indígena de la Bética y que Piernavieja defendía que Borea era una deidad asimilada a Marte. No molaba tanto como tener a un gladiador súper famoso al que su lanista le entregaba la tessera con la que tenía asientos privilegiados en las gradas de un supuesto anfiteatro en Ilípula (hoy población de Niebla, en Huelva) edificio que probablemente ni existió.

Veamos qué ocurre si uno se para y lee la inscripción con detenimiento. Se verá que la interpretación es errónea y realizada con una gran cantidad de imaginación. Y es que, si se lee en algún sitio la palabra munusya se piensa que tiene que haber (a la fuerza) gladiadores de por medio.

Comencemos por decir qué es una tessera (tesserae en plural) era una ficha o placa pequeña, generalmente de hueso o cerámica (de bronce solo tenemos esta de la que aquí estamos hablando y, por las características de la misma, no se puede afirmar que se trate de espectáculo). Estos objetos eran utilizados en el mundo romano como entradas a espectáculos (anfiteatro, teatro o circo), bonos de distribución o incluso fichas de lotería o premios.


Ejemplos de tesserae son:




Aunque de las que más ejemplos tenemos son las siguientes:




Desde luego, nada que ver la que protagoniza esta publicación, como podemos ver.

Si ya partimos de que no es una tessera de entrada a juegos, quizá deberíamos hacer una revisión de dicha pieza a ver qué información nos aporta lo que en ella se escribió.

Dice así:

CELER·ERBUTIi·Filius·Limicus
BOREA·CANTIBEDONIEnSI
MUNERIS·TESsERAm·DEDIT
ANnO·Marco·LICINIO·COnSule

Si tenemos en cuenta todos los signos de separación entre las palabras y la distribución de las palabras mismas en las líneas, obtenemos la siguiente traducción (hecha por el filólogo en lengua latina y griega, J. R. Galindo Peñalver):

Celer, límico, hijo de Erbutius,
para Borea cantibedoniense
dio tessera de espectáculo
en el año del cónsul Marcus Licinius.

Si analizamos detenidamente la inscripción, vemos que Celer lo que hizo fue entregar la tessera (de espectáculo) al dios Borea. Todo ello el en año, eso sí, 64 d. C. Se trataría, por lo tanto, de una tessera entregada como exvoto a un dios, mucho más parecida a una tessera de hospitalidad que a las “entradas” para espectáculos.

Y todo esto que os he contado es para que veáis cómo dejar volar la imaginación puede acarrear problemas. De tener un gladiador y un lanista, incluso conocíamos su panoplia del luchador y su procedencia, hemos pasado a tener un dios indígena y a una persona que le entregaba al dios el dato de que había celebrado un espectáculo en el. 64 d. C. Ya está, nada más. Quizás (y esto ya es especular rozando lo novelesco) debido a que fue encontrado entre Moguer y Niebla, puede que hubiese un espectáculo de arena (¿gladiadores? ¿venatores? ¿otro tipo de espectáculo enmarcado en los munera?) en Ilípula (Niebla). Esta localidad no tiene ningún edificios de espectáculos que sepamos. Habilitarían por tanto un espacio para munera. Sabemos que Niebla fue municipio en época de Augusto. Aunque quizás este espectáculo se diese en otro lugar, quizás en Itálica, que se encuentra a unos 150 km. de donde se realizó el hallazgo. 

La verdad es que todo el resultado a mi me da la impresión de ser muy forzado. No tiene ningún sentido que Celes hiciera este tipo de ofrenda a un dios local. A mi esta traducción no me convence nada de nada. 

Pero… ¿Y si hiciéramos otra lectura de la inscripción? Volvamos a mirar la original:

CELER·ERBUTIi·Filius·Limicus
BOREA·CANTIBEDONIEnSI
MUNERIS·TESsERAm·DEDIT
ANnO·Marco·LICINIO·COnSule

Lo que mas nos “molesta” es la palabra muneris, el nominativo de esta es munera. Esta palabra tiene muchas más acepciones que la de “espectáculo romano”.

Munera puede traducirse también como “regalo”, “don” y “ofrenda”.  Si lo traduzco de esa forma obtengo el siguiente resultado:

Celer, límico, hijo de Erbutius,
para Borea cantibedoniense
dio tessera de ofrenda
en el año del cónsul Marcus Licinius.

Con este matiz lo podemos encontrar en Cicerón , por ejemplo, cuando en "contra Verres dice" (2, IV, 66, 12): 

Cum ille se et religione Iovis Capitolini et hominum existimatione impediri diceret, quod multae nationes testes essent illus operis ac muneris, iste homini minari acerrime coepit, 

que su traducción en castellano es: 

"Al responderle aquél que se hallaba atado por el voto a Júpiter Capitonio y por la opinión de la gente, dado que muchos pueblos eran testigos de aquella obra y regalo."

Como vemos, Cicerón utiliza muneris con ese significado de "regalo" (podría ser ofrenda) en contexto religioso y coincide en que se trata de un genitivo singular, como en de la tessera del MAN.

Además, tipos de tesserae había más y que nada tenían que ver con el mundo del espectáculo. Había tesserae frumentariae cuyo uso era para distribución de trigo u otros víveres a ciudadanos romanos; tesserae hospitales, símbolo de hospitalidad entre familias o individuos; tesserae nummulariae que eran identificaciones de oficiales de la casa de la moneda; tesseare magicae o amuleti, como su nombre indica eran amuletos o fichas mágicas con fines protectores o religiosos; tesserae militares o legionis para identificación dentro del ejército o comunicación interna; tesserae fiscales o annonariae, con el registro de las obligaciones fiscales o censales; y por último, la tipología a la que esta corresponde, tesserae votivae, fichas o tablillas, normalmente de plomo o bronce, ofrecidas en santuarios como parte de una promesa o agradecimiento a una divinidad. 

Para mi tiene mucho más sentido y más lógica que la traducción tradicional que es mucho más forzada.

Así que nada que ver ni con lanistas, ni gladiadores, ni espectáculos.  Todo es mucho más simple.  Este es el caso de una tesserae votivae, es decir, una donación, un regalo, un don para el dios Borea, una deidad de la que no conocemos nada y que cuyo culto era bastante local. que hace Celer, en el año 64 d. C.











15 jun 2025

¿Sabías que nunca existió un "primer triunvirato"?



¿Sabías que nunca existió un "primer triunvirato" (triumvirātus)? Y veremos cómo lo del segundo está un poco cogido por los pelos.

Seguro que has oído hablar un montón de veces del primer y el segundo triunvirato, pero ¿sabías que es un error? ¿Que sólo existió un triunvirato y fue el segundo? Déjame explico…

Comenzaré por explicar qué es un triunvirato.

Un triunvirato (del latín triumvirātus, “junta de tres hombres”) es una magistratura por la que tres personas podían compartir el poder en Roma. Dicho más claramente, se trata de una junta o grupo de tres con autoridad compartida. Así, en la Roma republicana, un triunvirato podía ser una magistratura formal: un órgano oficial con tres magistrados que ejercían poder conjunto. Podía o no ser ocasional.

En la historia de Roma hubo un solo "triunvirato" (después veremos cómo esta denominación no es tampoco correcta en este caso), aunque siempre leemos que fueron dos.

La primera asociación (mal llamado triunvirato) fue la que se dice que formaron: Cayo Julio César, Cneo Pompeyo Magno y Marco Licinio Craso.


Un poco de contexto político:

El primero, Julio César, quería un puesto como cónsul y el mando militar en la Galia; el segundo, Pompeyo, quería ratificar sus asentamientos para veteranos tras las campañas de Oriente, y el tercero buscaba prestigio político-militar y recuperar el dinero de algunas inversiones. Además, los tres querían vencer la oposición senatorial, especialmente la de los optimates, y utilizar su influencia para aprobar leyes, obtener cargos y repartirse las provincias.

En la llamada “Conferencia de Lucca” (56 a. C.), reafirmaron el pacto: Pompeyo y Craso lograron el consulado juntos. Se extendieron los mandatos de César y se repartieron los gobiernos provinciales. Durante el consulado de César (59 a. C.), aprobaron una ley agraria (Lex Iulia Agraria) para reasentar a veteranos de Pompeyo; ratificaron sus campañas en Oriente; consiguieron los consulados para Pompeyo y Craso (55 a. C.); y renovaron de forma prolongada los mandatos militares para César en la Galia y las gobernaciones para los otros dos.

Finalmente, esta asociación se rompió debido a la muerte de Craso en Carras (53 a. C.), lo que produjo un desequilibrio; la muerte de Julia (54 a. C.) terminó con el vínculo familiar entre César y Pompeyo; la rivalidad entre ambos desembocó finalmente en una guerra civil (49 a. C.).

¿Por qué no podemos llamarlo triunvirato?

Primero (y muy importante), la palabra “triunvirato” no aparece en los autores antiguos. Fue acuñada por primera vez en 1681, aunque se comenzó a utilizar de forma más extendida en los siglos XVIII y XIX entre los eruditos ingleses y franceses.

En la antigua Roma se hablaba de asociación, conspiración o con términos burlescos como “monstruo de tres cabezas”. Así, Varrón (contemporáneo de los tres políticos) lo llamó tricaranus, literalmente “monstruo de tres cabezas”. Aunque la obra no se conserva, diversos autores lo citan. Suetonio lo llama societas, es decir, “asociación” o “alianza”, y Tito Livio utiliza conspiratio, es decir, “conspiración”.

Más allá de que esta palabra no existiera, sí sabemos que el "segundo triunvirato" fue una asociación aceptada legalmente. Esto se debe a que el primero no fue una institución oficial. Nunca fue reconocida, es decir, que no existió nunca ninguna orden ni ningún decreto legal que estableciera un poder colegiado. Cosa que sí ocurrió con el segundo, que formó magistraturas legales con autoridad estatutaria.

Así que lo explico con otras palabras: esa primera asociación (el mal llamado "primer triunvirato") no tuvo un carácter formal y fue un acto secreto. Fue una coalición privada y encubierta. No fue un acuerdo público. Esta no aparecía en ningún registro legal. Y aunque se cita el Pacto de Luca (56 a. C.) fue una renovación de la alianza, fue informal y privada.

En realidad fue una asociación que no tuvo una fecha de partida; fue una coalición que se fue formando de forma paulatina, aunque se toma el 59 a. C. como una fecha aproximada para el primer paso, cuando César, que ya era cónsul, fue respaldado por Pompeyo y Craso en sus iniciativas legislativas. Además, se unía a todo ello que no había un reparto claro de poder ni tenían funciones colegiales. Cada uno de los tres políticos tenía autonomía para gobernar en sus provincias y seguían operando bajo las magistraturas normales, sin poderes adicionales compartidos. Nunca formaron un colegio magistral con competencias comunes ni imperium conjunto.

Finalmente, y con esto zanjo el tema, la alianza se basaba en intereses personales, no en un proyecto común. Por este motivo duró la alianza mientras Julia seguía casada con Pompeyo; al morir esta y también Carso, la ruptura entre Julio César y Pompeyo fue un hecho.

Y entonces, ¿por qué "segundo triunvirato” para el de Augusto, Marco Antonio y Lépido?


Pues partimos de la misma premisa inicial: “triunvirato” es un término moderno. Los romanos denominaban a esta asociación Triumviri Rei Publicae Constituendae Consulari Potestate, es decir, “los tres hombres para la restauración de la República con poder consular”. A veces aparece abreviado en monedas y documentos como III VIR R P C. Es decir, que en las fuentes romanas (epígrafes, monedas, fastos, etc.) aparecen los triunviros identificados por ese título, no por "triunvirato"; son "tres triunviros".

¿Por qué este segundo caso sí es una asociación de triunviros y el primero no?

Este segundo fue una magistratura colegiada legal. Se creó mediante la Lex Titia (43 a. C.). Tenía facultades extraordinarias. Podían aprobar leyes, proscribir enemigos y designar magistrados. Se basó en una comisión formal con imperium mayor que el de los cónsules y tenía una duración de cinco años (43 a. C. a 38 a. C.).  Tuvo dos mandatos formales de cinco años (43–38 y 38–33 a. C.). Después se disolvió de forma definitiva.

Esta asociación nació en medio de la guerra civil tras el asesinato de César. Implicó proscripciones, campañas militares (Filipo, Actium) y redistribución explícita de provincias. Tenía base constitucional clara e instituía un poder colegiado autorizado por el Senado y el pueblo romano. Además de que consolidó un poder autoritario mediante purgas y reconstrucción del Estado, para luego desembocar en la rivalidad y victoria de Octavio sobre Antonio en Actium (31 a.C.), marcando el fin de la República y el inicio del Imperio.

Para saber más, os recomiendo este libro:

La crisis de la República (133–44 a.C.) de Francisco Pina Polo para la ed. Síntesis.





8 jun 2025

Los dioses griegos no son los romanos y hace mucho que lo sabemos

 



Hay tradiciones erróneas con las que es muy difícil terminar. Una de ellas, quizás una de las más arraigadas, está en la mitología. Siempre leemos que Zeus es Júpiter, Afrodita es Venus, Marte es Ares. La realidad es que los dioses griegos no son los romanos.

Aunque ya existían contactos culturales entre griegos y romanos desde el siglo VI a.C., fue el poeta romano Ennio (239–169 a.C.) quien popularizó por primera vez la idea de que los dioses romanos correspondían a los griegos, utilizando una fórmula que comparaba a los “Doce Dioses Mayores” de Roma con los del panteón olímpico griego. Ennio tradujo a los dioses griegos con nombres latinos en su obra Annales, ayudando a fijar esa equivalencia.

La principal razón por la que los romanos identificaron a sus dioses con los griegos (considerándolos los mismos con distintos nombres) fue una combinación de estrategias culturales, políticas y religiosas.

La primera fue la asimilación cultural, llamado sincretismo. Los romanos eran muy prácticos y absorbían elementos que les resultaban útiles de los pueblos con los que entraban en contacto. No solo los pueblos griegos, como es en este caso. También de egipcios, fenicios, etc.

La segunda, una necesidad de equivalencia teológica. Cuando entran en contacto con otros pueblos, necesitaban comprender y organizar los sistemas religiosos extranjeros. Así que se esfuerzan por establecer un lenguaje común.

La tercera, el control ideológico y político, lo que les lleva a una necesidad de unificar panteones, lo que facilitaba la tarea. Los romanos no destruían los templos de otros pueblos; eran demasiado supersticiosos como para atreverse a ofender a los dioses, aunque no fuesen de su misma religión. Para ellos, unificar los dioses que se veneraban era más ordenado y comprensible.

La cuarta razón, la influencia de la literatura y la filosofía griega. Ennio, Cicerón, Virgilio u Ovidio escribían inspirados por Homero y Hesíodo. Lo que hicieron fue adaptar los dioses griegos a los latinos.

La quinta: lo que estaban haciendo los romanos con sus dioses ya lo hacían los griegos con los suyos mucho antes. Por ejemplo, con la aparición de Afrodita adaptada de la diosa próximo-oriental Astarté.

Y lo más curioso de todo esto es que no es una novedad. Ya a principios del siglo XX, Jane Ellen Harrison (1850-1928) lo dejaba por escrito en su Myths of Greece and Rome (1928), traducido a nuestro idioma en varias editoriales como La piel bajo el mármol.

Harrison decía:

"El estudio de la mitología griega ha estado sometido desde hace mucho tiempo a dos graves problemas. El primero, que hasta aproximadamente finales del siglo XIX o principios del XX, a la mitología griega siempre se la ha estudiado a través de un filtro romano o alejandrino. Hasta hace muy poco era normal llamar a los dioses griegos por sus nombres latinos: Zeus era Júpiter, Poseidón era Neptuno, Hera, Juno. No vamos a perder el tiempo haciendo leña del árbol caído: esa costumbre ya ha tocado a su fin. Ahora sabemos que Júpiter, a pesar del parentesco, no es lo mismo que Zeus; Minerva a todas luces no es Atenea. No obstante, perdura un error, muy peligroso por más sutil: hemos dejado de lado los nombres latinos, pero seguimos inclinándonos por conferir naturalezas latinas o alejandrinas a los dioses griegos, seguimos convirtiéndolos en dioses de juguete de una literatura tardía, artificial y enormemente ornamental". (Ed. Siruela)

1 jun 2025

Algo nuevo se está cociendo: Ecos de tinta




Dejo aquí esta corta publicación para anunciaros que a partir de ahora "Ecos de tinta" se convierte en mi blog de reseñas críticas sobre libros (ensayo y novela) de historia antigua.

Realmente se trata de un trabajo ya estaba realizando en mi Istagram, pero que he creído mucho más práctico publicarlo de forma accesible a todos mis seguidores e ineresados en la lectura. En las redes sociales debido a la cantidad de publicaciones que hago se quedaban invisibilizadas mis reseñas y valoraciones. Publicándolo de esta forma queda mucho más a mano de todos, aparecen los libros en las búsquedas por web y encontrar el título deseado es mucho más rápido.

Espero que os animéis a compartir lo que publique y a seguirme en aquel otro espacio.

En "Arqueología en mi jardín" seguiré publicando temas relacionados con la arqueología, el arte y la historia antigua o aquello que crea interesante.

Gracias por seguirme y estar siempre ahí.





24 may 2025

Divulgadoras de calidad y asequibles "ex" redes sociales: ¡¡no te las pierdas!!




Sé que estamos en un momento en el que los seguidores son el reclamo para muchas instituciones, que están apostando por esos colegas que suman miles de miles de personas que los oyen (porque prima eso, que se les oye y ve, no se les lee). 

Así que la entrada de hoy se la quiero dedicar a unas mujeres cuyas cuentas en redes sociales no suman más de 3000 seguidores.  Esas que no se exponen públicamente.  Son grandes divulgadoras, con mucha calidad, pero que pasan desapercibidas para el público en general por dos motivos: son mujeres y no tienen gran cantidad de seguidores o no trabajan en sus redes sociales.  

Como todas ellas son magníficas en su trabajo de compartir con la sociedad sus conimientos, están super preparadas y son (básicamente) la leche en lo que hacen, no puedo hacer un ranking. Me confieso muy fan de todas ellas. Hay más, pero por ahora he seleccionado cinco.  

Este es el listado de las más top para mi en conocimientos, calidad, claridad y con ganas de hacer llegar al público todo lo que saben y han aprendido. Son (con sus cuentas de instagram, algunas son más de Facebook, así que puedes encontrarlas en una red u otra, algunas no divulgan en redes sociales):

INMACULADA VIVAS @inmaculadavivas

Doctora, egiptóloga y profesora en el Departamento de Historia del Arte de la UNED.  Especializada en el arte del Antiguo Egipto. Su investigación se centra en el Reino Nuevo. Sus conocimientos sobre los contactos entre Egipto y el Egeo son una de sus pasiones.  La iconografía, la figura del artista y las relaciones en el Mediterráneo son sus principales líneas de investigación. Da conferencias, ha participado en exposiciones, está en grupos de investigación, aparece en documentales y tiene publicaciones sobre perspectiva de género profundizando en el conocimiento del papel de la mujer en el Antiguo Egipto. Si te encanta Egipto no puedes perderte sus cursos de verano en la UNED de Ávila donde organiza e imparte docencia junto a un montón de especialista de primera línea. Oírla hablar es una pasada.




MIRELLA ROMERO @mirellarore

Doctora y Catedrática de Historia Antigua en la Universidad Carlos III de Madrid.  Trabaja la recepción de Pompeya y Herculano en España e Iberoamérica.  También puedes leerla hablando de la religiosidad de los navegantes antiguos.  Yo te recomiendo que leas su "Pompeya: vida, muerte y resurrección de la ciudad sepultada por el Vesubio" (Esfera de los Libros) del que hace unos meses salió una nueva edición, pero también puedes oírla en conferencias o leerla en sus numerosas publicaciones. Otra grande que no puedes dejar de seguir.    




IRENE MAÑAS   @im_perfectissima_femina

Doctora, historiadora y arqueóloga.  Es profesora en el Departamento de Historia Antigua de la UNED.  Su especialidad es la antigua Roma y el mundo clásico en general. Su divulgación se centra, sobre todo, en la mujer y todo lo que la rodea, pero también puedes leerla escribiendo sobre urbanismo en Hispania, arquitectura doméstica o iconografía de los mosaicos romanos. Aunque es una todoterreno que se mueve sin problema en toda la antigüedad. También imparte cursos, seminarios y conferencias.  Si quieres leer algo de lo que ha publicado últimamente te aconsejo: "Las mujeres y las relaciones de género en la antigua Roma" (ed. Síntesis).




ISABEL BARCELÓ @isabelbarcelochico

Aunque tiene una cuenta en Instagram es realmente activa en Facebook. Es Licenciada en Filosofía y Letras, pero su trabajo como divulgadora lo realiza desde la novela.  Su labor se centra en la recuperación de la memoria de las mujeres en la historia.  No podéis dejar de leerla en "Dido, reina de Cartago" (Es Ediciones), "La muchacha de Catulo" (Evohe) y en "Mujeres de Roma" (Salamandra). La podéis encontrar en artículos de la revista Historia National Geographic, impartiendo conferencias y participando en clubes de lectura y mesas redondas en España, pero también en Italia donde se la aprecia y admira mucho. Os aseguro que leerla es una auténtica delicia y con ella se aprende muchísimo.




CHARO GUARINO @charoguarino

Doctora y profesora de filología latina en la Universidad de Murcia. Es una de las veteranas en la divulgación de la cultura grecolatina en nuestro país.  Su trabajo se centra en la pervivencia de la cultura grecorromana a través de los textos literarios y su influencia en las artes. Os recomiendo que leáis "En el nombre de Ovidio" (Fundación Teatro Romano de Cartagena) que es una antología de poemas con 140 textos que abarcan desde Garcilaso hasta Neruda, todos ellos inspirados en los poemas de Ovidio, y "Palabra de mujer. Mujer y literatura en la antigua roma" que escribe junto a María Luisa Aguilar (ed. Dikinson).  Y no podéis dejar de investigar su faceta como poetisa porque es tremenda.



No hace falta que os recuerde que la calidad en la divulgación no solo se puede medir por el número de seguidores en redes sociales.  Hay muy buena divulgación con personas comprometidas, responsables, muy capaces y asequibles, y con mucha experiencia que pueden ayudaros a conocer y comprender el mundo antiguo. No utilizan internet, pero le dan a las teclas de sus ordenadores para publicar libros y artículos novedosos, profundos y llenos de conocimiento asequibles en su lectura para todo el mundo.