10 ago 2025

Reflexión personal: El peligroso uso de las fuentes en el mundo antiguo. El ejemplo de Roma.




Estoy leyendo un libro en estos momentos que me ha dado qué pensar.  No es que este libro sea una excepción, es más bien uno más de muchos, pero debe ser que estos calores han recalentado mi cerebro, que se ha puesto él solito a elucubrar.

Cuando leo divulgación o ciencia, da igual, siempre me encuentro con varios elementos que yo intento desligar (aunque no siempre es fácil).  Hay muchos más, pero estos son especialmente llamativos:

- Por un lado, englobar Grecia y Roma en las argumentaciones para crear paradigmas, como si "mundo grecorromano" fuese una realidad cuando es un concepto creado posteriormente.

- Por otro, utilizar las fuentes de forma indiscriminada, sin tener en cuenta qué tipo de fuente es, qué objetivos tiene y el contexto en el que se escribió.

- Un tercero, no tener en cuenta el momento en que se produce un hecho (ya no digamos el contexto en que se escribe ese hecho) que se utiliza para cualquier momento histórico posterior, como si la historia no evolucionase y, en el caso de Roma, fuese completamente inmovilista.

Me explico, o al menos voy a intentarlo. Lo que voy a contar es complejo a la hora de hacerme entender...

Sobre el primer punto, hablar de Grecia y Roma (como si ambas fuesen lo mismo), ya sea sobre política, religión, cultura, arte o historia, o lo que sea, lo considero un enorme error porque nos está dando datos que nada tienen que ver con la realidad.  Pongamos un ejemplo actual: imaginemos que dentro de 2000 años se estudia la historia de nuestro país, y que, como son pocos los datos que se tienen porque se ha perdido la mayoría de la información, se toman los de otros países que han estado en contacto con nosotros. Así, para hablar de España, cogemos información de Portugal o Francia, de los que tampoco ha llegado mucha información.  De manera que hacemos un libro de divulgación sobre España, pero cuando nos falta algo, tenemos una laguna o un agujero, lo tomamos de cualquiera de los otros dos países por el mero hecho de ser vecinos y de que en algún momento hubo una conquista o una relación constante entre nosotros. La historia de España estaría falseada, ¿verdad? Entonces, ¿por qué lo hacemos con Grecia y Roma? Y, vamos más allá, si lo hacemos con estos dos lugares, ¿por qué no lo hacemos también con Egipto, con Cartago...? La respuesta es muy simple: arrastramos un helenocentrismo decimonónico que deberíamos comenzar a olvidar.  Si tenemos pocos datos textuales de Roma, centrémonos en lo que tenemos y utilicemos lo que sabemos a ciencia cierta.  Además, debemos utilizar al mismo nivel la arqueología y darle el mismo peso que a una fuente.  Lo mismo respecto a Grecia.  Dejemos de hacer un todo en uno y olvidémonos de generalizar, porque es un tremendo error que nos da datos que no son correctos. Un ejemplo muy simple: considerar las leyendas como historia; no, Rómulo no existió, fue uno de esos elementos que los "historiadores" adoptaron para defender su genealogía. 

Sobre el segundo punto que comento más arriba. Creo que es un error no tener en cuenta la tipología de fuentes. Comencemos partiendo de que lo que nosotros llamamos historiadores no lo son; son más bien una especie de "cronistas". Un historiador no es solo aquella persona que habla de historia, sino aquel que intenta hacerlo de la forma más objetiva posible. Además, tiene una formación adecuada para poder acercarse a un hecho histórico desde un conocimiento de las herramientas, lo que se llama una metodología científica.  Los romanos no estaban formados, no se acercaban a las fuentes anteriores a ellos de forma crítica, ni tenían criterio a la hora de hacerlo.  Lo que hacían era escribir una "historia" que les beneficiaba políticamente, así que, o manipulaban los datos o recogían aquellos que les eran útiles. 

Por otro lado, no podemos dar la misma verosimilitud a uno de esos autores, llamémoslos "historiadores", que a un satírico o a un poeta. Cierto que todos hablan del momento en el que viven y que algunos datos pueden ser interesantes, pero siempre hay que tener en cuenta, a la hora de estudiarlos y analizarlos, que pesa mucho en sus textos tanto su personalidad, sus vivencias y su idiosincrasia como el público al que eran dirigidos estos escritos. Así que cuidado, porque probablemente el dato que estamos tomando de estos autores no puede tener el peso que le estamos dando en nuestra argumentación como historiadores. 

Por último, otro error tremendo es utilizar un dato histórico para generalizar en el resto del periodo que estamos analizando. Me explico: no podemos tomar el dato anecdótico (y generalizarlo para toda la historia de las romanas) de que Augusto promulgó una ley X que daba ciertos derechos.  Conocemos el dato de la ley, cierto, pero no el que nos cuenta hasta cuándo perduró y si alguno de los emperadores que lo siguieron la tuvo en cuenta o se la saltó. Este es un ejemplo, pero hay muchos más. Quien habla de ley habla de cualquier otro aspecto de la vida cotidiana, de la política, del arte o de la religión. 

Y a todo ello se añade que entonces, como hoy, hay millones de personas con sus propias ideas, personalidades y formas de vida, y que todo ello podía afectar no solo a la microhistoria, también, de forma global, a la macrohistoria, que parece que cuando hablamos del mundo romano lo hacemos de arquetipos o modelos inmovilistas. Que analizamos a aquellos antiguos romanos como si jugásemos a un juego infantil de esos de encajar piezas. 





Puede que pienses que esto solo puede afectar a los que estudiamos y escribimos sobre historia del mundo antiguo, pero si eres lector o aficionado al conocimiento de los pueblos del Mediterráneo, deberías tener también en cuenta estos datos cuando te enfrentes a la lectura de un libro. La historia del mundo antiguo es mucho más compleja de lo que parece porque carecemos de datos y, repito porque ya lo he dicho más arriba, utilizar y generalizar algunos de ellos nos está dando una imagen errónea de cómo era la realidad.