Para quien no lo sepa: un calendario de Adviento consiste en una cuenta atrás desde el día 1 de diciembre hasta el 24. Los calendarios pueden ser de muchos tipos, pero todos consisten básicamente en una cosa: recibir un regalito por cada día. Todos estos calendarios están preparados para albergar en su interior un detallito de modo que vas abriendo ventanas, que están numeradas y hay una por cada día, es decir, 24 casillas. Tras esas ventanas puedes encontrar desde chucherías, chocolatinas hasta pequeños juguetes. Aunque en España es algo que se está poniendo de moda en estas últimas décadas en países como EEUU o Alemania son muy normales y hacen las delicias de los pequeños de la casa que así ven como se acerca el día de Papa Noel.
Yo este año he tenido mi propio calendario de Adviento, y he jugado a abrir ventanas y recibir regalitos todos los días, pero es que era un calendario muy muy muy especial: de temática egipcia y museística. Lo vi en una unos grandes almacenes y me enamoré de él.
El diorama, una vez abiertas todas las ventanas y montadas, tenía una temática simple: un robo (quiero pensar que frustrado por un cuerpo de policía muy eficaz) en un museo arqueológico.
Además del policía y el ladrón (buenos contra malos) y sus consiguientes complementos, tanto para la defensa del bien como para el robo especializado de museos, venían una serie de piezas "egipcias": momia, vendas de la momia (que no sarcófago que conste), vaso canopo, estatuilla con pedestal, cofre con monedas (monedas en Egipto? quizás es que la momia era tardía, no?), serpiente y escorpión cual maldición en toda regla, e incluso una lámpara de aceite al "estilo Aladino" y una jarrita que por ser dorada entiendo que es de oro, y el fondo, de cartón, el decorado de una sala de un museo, al estilo de los grandes como el British o el Louvre, con ese aire neoclásico.
El caso es que a mi me encanta y ya está decorando un rinconcito de mi lugar de estudio en casa.
¿Y esta entrada a que viene? Pues es que me ha encantado la entrada en el blog Teselas de la profesora Myriam Ferreira Fernández. Me he sentido tan identificada y me ha hecho tanta gracia que no podía dejar de compartir con vosotros este cachivache que ya forma parte mi pequeña colección friki, y que seguro que sigue creciendo. Gracias a Manolo, mi chico, que me lo regaló, él ya sabe lo mucho que me gustan estas cosas :D.
(Las fotos no son mías, las he descargado de google imágenes así que son de varios blogs).
Esta es la imagen de como queda montado el diorama:
Y me gusta pensar que los buenos ganan y que el ladrón de antigüedades termina metido en la cárcel, y así el patrimonio es salvado gracias a las fuerzas del orden, como debe ser.
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