Quién me conoce bien sabe que soy atea y que por ese motivo no felicito el santo de nadie. Buceando por internet me he llevado una sorpresa: hoy se celebra Santa Engracia de Segovia, uno de mis santos, aunque por supuesto no he festejado nunca, pero que voy a usar de excusa para hacer una entradita en el blog que lo tengo muy abandonado.
La Santa Engracia de Segovia es bastante desconocida porque hay una mucho más famosa: Santa Engracia de Zaragoza, noble romana que de camino al Rosellón desde Portugal, donde debía casarse, fue prendida por las persecuciones de Diocleciano (303 d. C.) en Zaragoza donde fue martirizada: le arañaron las carnes con garfios, le cortaron un pecho y le clavaron un clavo en la cabeza. Tanto el clavo como sus huesos se pueden ver en la iglesia de Santa Engracia de la capital aragonesa.
Hay una tercera santa (por orden cronológico) con el mismo nombre: Santa Engracia de Braga del siglo XI, también llamada Engracia de Carbajales o Engracia de Badajoz. Parece que nació en Braga, fue prendida en Carbajales y fue en Badajoz donde se la rindió culto, de ahí todos los nombres. La leyenda cuenta que esta noble (los santos tienen que ser siempre nobles, por supuesto 😉) había hecho voto de castidad y cuando fue entregada a su futuro marido, un noble castellano (otros dicen que un "moro"), huyó de este dejándolo plantado en el altar. Su prometido, desdeñado y muy cabreado, la persiguió y la decapitó mientras rezaba en la zona de Carbajales, echando su cabeza (nadie dice nada del cuerpo) al río para deshacerse de las pruebas, pero de poco le sirvió porque hubo un milagro y esta apareció flotando sabiéndose todo el plan del exprometido.
La segunda santa, que es la que se celebra hoy día 25 de octubre, es Santa Engracia de Segovia. La historia de esta transcurre en el siglo VIII y está ligada a la de otros dos santos: San Frutos y San Valentín. El primero era el padre y Valentín y Engracia sus hijos. Cuentan que los chicos eran un poco festeros y que aconsejados por le padre, tras perder a la madre, los tres lo dejaron todo, vendieron todo lo que tenían y las ganancias se las entregaron a los pobres. Con lo puesto se fueron a las Hoces del Duratón a tener una vida de oración y recogimiento. Entonces llegaron los sarracenos y mataron al padre cortando la cabeza de los dos hijos.
Hoy sus restos se encuentran en la Catedral de Segovia. Las fotos son mías de una visita que hice a Segovia el año pasado (muy malas por la falta de luz y una mala cámara).
Una historia curiosa pero más curioso es que mi nombre tenga tres santas y que aún la gente me mire extrañada por desconocerlo 😂😂😂.
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