6 jul 2025

¿Qué hicieron los íberos por los romanos?

 


A petición de un seguidor de Instagram, hoy voy a cambiar la épica pregunta de La vida de Brian, aquella ya mítica "¿qué han hecho los romanos por nosotros?". Hoy va a ser "¿Qué hicieron los íberos por los romanos?".

Fue mucho lo que el pueblo íbero aportó al pueblo romano durante el proceso de conquista y romanización (siglos III a. C. al I d. C.). Hubo elementos culturales, militares, económicos y religiosos.

Aquí os dejo unos cuantos, porque ya se sabe que "para prueba un botón" (unos pocos, esta vez). Por supuesto, hubo mucho más, pero para profundizar en el tema os dejo alguna lectura al final de esta publicación. Esto solo es una pequeña introducción. 

Comencemos con la influencia militar. Por un lado, tácticas y armas. El armamento íbero, la falcata como arma por excelencia, el soliferrum y su agilidad con la infantería ligera fueron valorados muy positivamente por Roma. Si tomamos como ejemplo la falcata, hemos encontrado su utilización en yacimientos de época imperial. En Valeria, Uxama, Cerro de las Cabezas y Collado de los Jardines, lo que indica continuidad en el uso de este arma tradicional entre los soldados indígenas o auxiliares hispanos.


Tanto destacaron los guerreros íberos que se les incorporó a las legiones como auxiliares. Sabemos de su presencia, por ejemplo, en la Batalla de Zama (202 a. C.), cuando Escipión el Africano utilizó tropas íberas contra Aníbal y Sertorio, o en la expedición en Hispania (siglo I a. C.), cuando se rodeó de tropas íberas que actuaban como exploradores.

Sin olvidarnos de otro de los elementos característicos del mundo militar íbero: la caballería. Esta tenía fama de ser eficaz y veloz, y también fue integrada en las campañas romanas. Pongo solo un ejemplo; hay más. Tito Livio menciona "equites Hispani" integrados en el ejército romano.

También hubo aportes artísticos y artesanales. La cerámica y la orfebrería, por ejemplo. Los íberos dominaban estas técnicas y fue mucha su influencia en la producción local romana en Hispania. Y obvio es el caso de la escultura funeraria; recordemos la Dama de Elche o la Dama de Baza, que influenciaron en el arte provincial romano.

Pondré solo un par de ejemplos concretos. Los más interesantes y llamativos. La cerámica pintada de estilo ibérico orientalizante persistió en la cerámica común hispanorromana, especialmente en la terra sigillata hispánica tardía (siglos I–III d.C.), con imitaciones locales de formas y motivos. O las lucernas de época imperial aparecidas en Saguntum o Ilici que tenían motivos decorativos que recuerdan al repertorio íbero: toros, guerreros o símbolos solares. No podemos olvidar el tesorillo de Mairena del Alcor (Sevilla), datado en el siglo I d. C., es decir, época plenamente romana, formado por joyas con motivos y técnicas del repertorio ibérico anterior: espirales, amuletos y figuras de animales.



La religión y los ritos es otro elemento en el que podemos encontrar influencia íbera en hispanorromanos. Roma también adoptó y reinterpretó (sincretismo) algunas divinidades íberas, integrándolas en su panteón provincial. Y por supuesto se asimilaron prácticas funerarias locales. Además de que, algunos de los santurarios prerromanos siguieron activos durante siglos bajo dominio romano, eso sí, adaptados.

Sobre divinidades, tenemos conocimiento de que el dios Endovélico, adorado en la Bética, especialmente en Lusitania, fue asimilado al dios Apolo y también a Esculapio por su carácter sanador. El templo más famoso es el santuario rupestre de São Miguel da Mota (Alentejo, Portugal), que fue romanizado en época imperial (siglo I d. C.) y las más de 100 inscripciones votivas en latín que se han encontrado lo prueban. ¿Más ejemplos? Ataecina, Cosus, Eke-ko, Betatun, Borea... y unos cuantos dioses más.


Respecto a la agricultura y la economía. Los romanos aprovecharon el conocimiento local en minería (plomo, plata, hierro) y técnicas agrícolas. El cultivo del olivo, vides y cereales que ya estaban adaptados al clima ibérico. Y no podemos olvidarnos de las rutas comerciales que ya estaban bien establecidas antes de la llegada de Roma a la península ibérica y que facilitaron la integración económica de Hispania en el Imperio.

Los oppida, ciudades fortificadas íberas (Ullastret, Cástulo, Edeta o Basti son algunos ejemplos, hay más), sirvieron de base para fundaciones romanas o para la planificación urbana romana en Hispania. La aristocracia íbera colaboró con Roma, accediendo a cargos en la administración y facilitando la romanización.



Otro elemento muy importante, el del lenguaje y los nombres, también tuvo su papel en ese aporte al mundo romano. Aunque el íbero desapareció como lengua, perduró en topónimos y antropónimos. ¿Algunos ejemplos? Aquí tienes algunos que se cree que podrían tener un origen íbero:

Topónimos como Ilerda, Iliberri, Segóbrica, Calagurris, Uxama. Nombres de ríos como Iberus, Segura, Sucro, Turia. Nombres de persona: Indíbil, Mandonio, Orisón, Teutales, Belsem. Y otras muy curiosas como murgaño, perro, urraca, barro, zamarra, calabaza o pizarra también se cree que podrían tener un origen íbero y que posiblemente terminaron incorporándose a la lengua latina en su versión vulgar.

Si quieres saber más, aquí te dejo unos libros:

  • Ruiz Zapatero, G. (2006). Romanización y resistencias en el mundo ibérico. Crítica.
  • Blázquez Martínez, J. M. (1995). La romanización I. Istmo.
  • Ministerio de Cultura. (1983). Los íberos: [exposición]. Ministerio de Cultura, Dirección General de Bellas Artes y Archivos.

Fotos: Wikimedia Commons menos la de La vida de Brian que pinchando en ella aparece el lugar de dónde la he descargado.




29 jun 2025

¿Podía un hombre libre convertirse en esclavo en la antigua Roma?


¿Nunca os lo habéis preguntado?  ¿Podía un romano libre convertirse en esclavo?  

La respuesta es complicada. Sabemos que hubo casos en los que sí, que una persona libre fue vendida como esclava.  Tres podían ser los casos:

- Por engaño

- Por castigo

- Por necesidad extrema

Aunque las leyes romanas intentaban proteger a los ciudadanos libres, no siempre funcionaba eficazmente y en la práctica las cosas eran muy diferentes.



Casos llamativos fueron, por ejemplo el de San Patricio (siglo V d. C.). Patricius era un joven britano libre capturado por piratas irlandeses y vendido como esclavo en Irlanda.  Su caso no era el único.  Los piratas campaban a sus anchas por los mares y estos hacían incursiones a las poblaciones portuarias, además de atacar a los barcos en alta mar. 

Conocemos, por ejemplo, del caso de Julio César, que cuando era joven fue capturado por piratas cilicios cerca de la isla de Farmacusa (mar Egeo).  Los piratas desconocían su identidad por lo que no sabían era un noble importante.  Lo mantuvieron cautivo 38 días y pidieron por él un rescate.  No llegó a ser vendido como esclavo, pero ese era el destino habitual en este tipo de casos.  Tras su liberación, César los persiguió, capturó y crucificó, cumpliendo lao que les había prometido en broma mientras estaba cautivo.  Puedes leer su historia completa en Plutarco, Vida de César.

Otro ejemplo es el de Publius Rutilius Rufus.  La historia de este personaje nos la cuenta Floro en su Epitome (2, 4, 7) y Apiano en Guerras Civiles (1, 28).  Rufus fue cónsul en el 105 a. C. Fue víctima de una persecución política y enviado al exilio.  En Asia, fue capturado por los piratas, que lo vendieron como esclavo.  Fue comprado por un ciudadano romano que reconoció su estatus y lo liberó.


Otro motivo por el que un libre podía ser vendido como esclavo era cuando se trataba de un fraude y sabemos que Adriano emitió edictos para castigar a los que vendían personas libres como esclavos, lo que indica que se trataba de un problema real. Se documentan casos en el Digesto de Justiniano como el de Lucius Ritius, libre que fue vendido por tal Saeius como esclavo, y luego reclamó su libertad.  La referencia está en el Digesto 40.12.23, donde se indica que si alguien libre era vendido como esclavo, podía reclamar su estatus y el vendedor sería castigado.

Casos de ventas de libres se documentan en el teatro.  Obviamente no son fuentes históricas como tales, pero las obras de teatro eran un termómetro de la época en la que eran escritas, puesto que reflejaban aquellos temas que preocupaba a los espectadores y realidades sociales conocidas.  Así, en la obra de Plauto, Los Cautivos, se plantea la historia de un joven libre que acaba esclavizado por error.

Un hombre libre también podía ser esclavizado por deudas o como castigo.  La nexum o esclavitud por deudas fue abolida en la República tardía. Esta permitía que un ciudadano libre quedara en servidumbre temporal.  Hay autores como Livio (Ab urbe condita II) que relatan casos de ciudadanos empobrecidos que acababan vendido ilegalmente por acreedores abusivos.  Como el de un veterano romano que, tras no poder pagar sus deudas, fue retenido y humillado como si fuera esclavo.


El último caso es el de los niños libres que eran vendidos por sus padres.  Aunque estaba prohibido, se sabe que durante épocas de crisis, había padres desesperados que vendían a sus hijos.  Algunos casos aparecen comentados en textos legales y de juristas como Ulpiano. Hay ejemplos epigráficos, pocos, pero los hay, aunque están envueltos en una ambigüedad jurídica.  Algunas lo indican de forma indirecta o se puede entender por contexto.

Tenemos el ejemplo de Marcus Aurelius Felix (AE 1998, 116) encontrada en el santuario de Leukios Basielus (Polonia) datada entre los siglos II-III d. C.  Felix, un antiguo esclavo dedica una inscripción al dios Leukios Basileus, agradeciendo haber recuperado su liberta.  En ella se identifica como libertus qui in pueritia sua a pertentibus suis venditus est (liberto que en su infancia fue vendido por sus padres).  Hay casos de niños muertos como esclavos pero que tienen el tria nomina lo que sugiere que debieron nacer libres y luego fueron esclavizados, ¿vendidos? ¿capturados? Como es el caso de Gaius Iulius Felix (CIL VIII, 27544) muerto a los 10 años, identificado como servus, pero con nomenclatura de ciudadano.  




También existen los casos de etiquetas halladas en mercados o puertos como el de Delos o Pompeya  que describen a niños a la venta con indicios de origen no esclavo puesto que no aparecen natus servus o un patronímico de dueño.  

Juristas como Ulpiano y Paulo (Digesto) citan casos de inscripciones de manumisiones en los que el origen libre del esclavo manumitido fue reclamado y confirmado.  Algunas inscripciones de tabellae patronatus aluden a libertos que proclamaron haber sido vendidos siendo libres, lo que a veces motivó la devolución de la libertad (Digesto 10, 12, 23).

Para saber más:

BRADLEY, K. (1994) Slavery and Society at Rome, Cabridge University Press.

MACMULLEN, R. (1981) "Free at Last! The impact of Manumission on Roman Freedmen",  Historia: Zeitschrift für Alte Geschichte, vol. 30, No. 3

GEORGE, M. (2011) Roman Slavery and Roman material culture, University of Toronto Press. 






22 jun 2025

Las irresponsabilidades en divulgación terminan convertidas en revisiones necesarias. El caso de Borea del MAN.

Las irresponsabilidades en divulgación terminan convertidas en revisiones necesarias. 
El caso de la tessera de Borea del MAN.

Un título muy largo para un tema muy controvertido: el intrusismo en divulgación y el daño que hace desconocer sus responsabilidades.  

La publicación de hoy espero que sea una reflexión para todos aquellos que nos dedicamos al mundo de la investigación, a los que se dedican a divulgarla y al público que recibe la información. Una cadena en la que cualquiera de las partes puede cometer un error, que para cualquier lego puede ser una tontería, pero que desencadena una serie de problemas, como si de piezas de un dominó cayesen una tras otra.

Hace unas semanas una persona acudió a mí preguntándome por un gladiador. Tal personaje era Borea y aparecía en una tessera que hoy se encuentra en el Museo Arqueológico de Madrid. Quería que corroborase que este personaje había nacido en su pueblo (Bedunia, hoy Cebrones del Río, en León). La única prueba para obtener todos los datos a los que se refería era esa pieza. Según parece, el luchador había tenido mucho éxito en los juegos gladiatorios.


Esta es la pieza a la que me refiero:



Fue encontrada entre Niebla y Moguer a orillas de Río Tinto y está fechada en el siglo I d. C. Sus medidas son 17 x 4,30 cm.

Podemos leer en la ficha del MAN (aquí):


"Placa de bronce de forma rectangular con cuatro orificios circulares en las esquinas, en los que se insertan argollas de la misma forma. En el lado menor izquierdo hay una argolla alargada decorada con incisiones y sujeta a la placa mediante un remache, de la cual colgaría la "tessera". El campo epigráfico desarrollado en cuatro líneas, se enmarca con una sencilla línea incisa que recorre toda la pieza."

La transcripción según la ficha del MAN:

CELER.ERBUTI.F(ilius). LIMICUS BOREA. CANTI (filio) BEDONIE (n) SI MVNERIS. TES(s) ERA(m). DEDIT AN(n)O. M (arco). LICINIO. CON (n)S(ule)

La traducción, de nuevo según la misma ficha:

“Celer, hijo de Erbutio, natural de la ciudad de los Limicos, dio esta tessera gladiatoria a Borea, hijo de Cantio, natural de Bedunia, el año del consulado de Marco Licinio.”

Y en la misma ficha se interpreta el texto de la siguiente forma:

“Celer nacido en Ginzio de Limia (Orense), es un organizador de juegos e hizo entrega de esta tessera al gladiador Borea, natural de Baedunia (cerca de La Bañeza, León), posiblemente en el año 64 de nuestra era.”


En 2022 el periódico “el diario” se hizo eco de la noticia (noticia completa aquí) y dio pábulo a una persona sin los conocimientos suficientes que cometió una irresponsabilidad:




El daño ya estaba hecho. Según la noticia, Borea fue un gladiador hispano de Bedunia conocido como uno de los más célebres del siglo I d. C. Destacado por su agilidad como provocador. Recibió una tessera de bronce (única de este material entre las 107 conservadas. Esto ya debería darnos que pensar, ¿verdad?) como símbolo de honor, otorgada por el lanista Celer alrededor del año 64 d. C., lo que evidencia su fama excepcional. La tessera confería a Borea un lugar privilegiado en el anfiteatro de Ilipula (Huelva), reflejando su estatus como gladiador de élite y figura respetada en todo el imperio. Según el periódico además se podía saber qué tipo de gladiador era Borea, un provocador.

La noticia fue publicada por varios medios en diferentes años.


Así “nuestra historia” lo publicó en 2023:




 En 2024 la noticia era publicada por Muy Interesante:





En enero de 2025 aparecía una novela que terminó por rematar la jugada. De ella se hacía eco el Heraldo de León. Obviamente es una novela. El autor puede tomarse todas las licencias que quiera. El problema está cuando defiende que es una historia real y así la entiende el lector. 





Hace ya tiempo que la pieza es parte de los estudios especializados. Grandes especialistas como José María Blázquez y María Paz García-Gelabert en 1988 decían que Celer era el gladiador (no Borea) y que entrega la tessera a Borea, una deidad local. Alberto Ceballos y David Ceballos, en su artículo de 2003, aceptaban el hecho de que Borea era un gladiador.

A partir de estos trabajos solo había que hacer que todo cuadrase (de forma muy chapucera, todo hay que decirlo) y así a Celer se le convertía en un lanista por arte de magia. Borea era un gladiador y que además era de tipología provocador. Todo el mundo se olvidó de que Blázquez ya adelantaba que Borea era una divinidad indígena de la Bética y que Piernavieja defendía que Borea era una deidad asimilada a Marte. No molaba tanto como tener a un gladiador súper famoso al que su lanista le entregaba la tessera con la que tenía asientos privilegiados en las gradas de un supuesto anfiteatro en Ilípula (hoy población de Niebla, en Huelva) edificio que probablemente ni existió.

Veamos qué ocurre si uno se para y lee la inscripción con detenimiento. Se verá que la interpretación es errónea y realizada con una gran cantidad de imaginación. Y es que, si se lee en algún sitio la palabra munusya se piensa que tiene que haber (a la fuerza) gladiadores de por medio.

Comencemos por decir qué es una tessera (tesserae en plural) era una ficha o placa pequeña, generalmente de hueso o cerámica (de bronce solo tenemos esta de la que aquí estamos hablando y, por las características de la misma, no se puede afirmar que se trate de espectáculo). Estos objetos eran utilizados en el mundo romano como entradas a espectáculos (anfiteatro, teatro o circo), bonos de distribución o incluso fichas de lotería o premios.


Ejemplos de tesserae son:




Aunque de las que más ejemplos tenemos son las siguientes:




Desde luego, nada que ver la que protagoniza esta publicación, como podemos ver.

Si ya partimos de que no es una tessera de entrada a juegos, quizá deberíamos hacer una revisión de dicha pieza a ver qué información nos aporta lo que en ella se escribió.

Dice así:

CELER·ERBUTIi·Filius·Limicus
BOREA·CANTIBEDONIEnSI
MUNERIS·TESsERAm·DEDIT
ANnO·Marco·LICINIO·COnSule

Si tenemos en cuenta todos los signos de separación entre las palabras y la distribución de las palabras mismas en las líneas, obtenemos la siguiente traducción (hecha por el filólogo en lengua latina y griega, J. R. Galindo Peñalver):

Celer, límico, hijo de Erbutius,
para Borea cantibedoniense
dio tessera de espectáculo
en el año del cónsul Marcus Licinius.

Si analizamos detenidamente la inscripción, vemos que Celer lo que hizo fue entregar la tessera (de espectáculo) al dios Borea. Todo ello el en año, eso sí, 64 d. C. Se trataría, por lo tanto, de una tessera entregada como exvoto a un dios, mucho más parecida a una tessera de hospitalidad que a las “entradas” para espectáculos.

Y todo esto que os he contado es para que veáis cómo dejar volar la imaginación puede acarrear problemas. De tener un gladiador y un lanista, incluso conocíamos su panoplia del luchador y su procedencia, hemos pasado a tener un dios indígena y a una persona que le entregaba al dios el dato de que había celebrado un espectáculo en el. 64 d. C. Ya está, nada más. Quizás (y esto ya es especular rozando lo novelesco) debido a que fue encontrado entre Moguer y Niebla, puede que hubiese un espectáculo de arena (¿gladiadores? ¿venatores? ¿otro tipo de espectáculo enmarcado en los munera?) en Ilípula (Niebla). Esta localidad no tiene ningún edificios de espectáculos que sepamos. Habilitarían por tanto un espacio para munera. Sabemos que Niebla fue municipio en época de Augusto. Aunque quizás este espectáculo se diese en otro lugar, quizás en Itálica, que se encuentra a unos 150 km. de donde se realizó el hallazgo. 

La verdad es que todo el resultado a mi me da la impresión de ser muy forzado. No tiene ningún sentido que Celes hiciera este tipo de ofrenda a un dios local. A mi esta traducción no me convence nada de nada. 

Pero… ¿Y si hiciéramos otra lectura de la inscripción? Volvamos a mirar la original:

CELER·ERBUTIi·Filius·Limicus
BOREA·CANTIBEDONIEnSI
MUNERIS·TESsERAm·DEDIT
ANnO·Marco·LICINIO·COnSule

Lo que mas nos “molesta” es la palabra muneris, el nominativo de esta es munera. Esta palabra tiene muchas más acepciones que la de “espectáculo romano”.

Munera puede traducirse también como “regalo”, “don” y “ofrenda”.  Si lo traduzco de esa forma obtengo el siguiente resultado:

Celer, límico, hijo de Erbutius,
para Borea cantibedoniense
dio tessera de ofrenda
en el año del cónsul Marcus Licinius.

Con este matiz lo podemos encontrar en Cicerón , por ejemplo, cuando en "contra Verres dice" (2, IV, 66, 12): 

Cum ille se et religione Iovis Capitolini et hominum existimatione impediri diceret, quod multae nationes testes essent illus operis ac muneris, iste homini minari acerrime coepit, 

que su traducción en castellano es: 

"Al responderle aquél que se hallaba atado por el voto a Júpiter Capitonio y por la opinión de la gente, dado que muchos pueblos eran testigos de aquella obra y regalo."

Como vemos, Cicerón utiliza muneris con ese significado de "regalo" (podría ser ofrenda) en contexto religioso y coincide en que se trata de un genitivo singular, como en de la tessera del MAN.

Además, tipos de tesserae había más y que nada tenían que ver con el mundo del espectáculo. Había tesserae frumentariae cuyo uso era para distribución de trigo u otros víveres a ciudadanos romanos; tesserae hospitales, símbolo de hospitalidad entre familias o individuos; tesserae nummulariae que eran identificaciones de oficiales de la casa de la moneda; tesseare magicae o amuleti, como su nombre indica eran amuletos o fichas mágicas con fines protectores o religiosos; tesserae militares o legionis para identificación dentro del ejército o comunicación interna; tesserae fiscales o annonariae, con el registro de las obligaciones fiscales o censales; y por último, la tipología a la que esta corresponde, tesserae votivae, fichas o tablillas, normalmente de plomo o bronce, ofrecidas en santuarios como parte de una promesa o agradecimiento a una divinidad. 

Para mi tiene mucho más sentido y más lógica que la traducción tradicional que es mucho más forzada.

Así que nada que ver ni con lanistas, ni gladiadores, ni espectáculos.  Todo es mucho más simple.  Este es el caso de una tesserae votivae, es decir, una donación, un regalo, un don para el dios Borea, una deidad de la que no conocemos nada y que cuyo culto era bastante local. que hace Celer, en el año 64 d. C.











15 jun 2025

¿Sabías que nunca existió un "primer triunvirato"?



¿Sabías que nunca existió un "primer triunvirato" (triumvirātus)? Y veremos cómo lo del segundo está un poco cogido por los pelos.

Seguro que has oído hablar un montón de veces del primer y el segundo triunvirato, pero ¿sabías que es un error? ¿Que sólo existió un triunvirato y fue el segundo? Déjame explico…

Comenzaré por explicar qué es un triunvirato.

Un triunvirato (del latín triumvirātus, “junta de tres hombres”) es una magistratura por la que tres personas podían compartir el poder en Roma. Dicho más claramente, se trata de una junta o grupo de tres con autoridad compartida. Así, en la Roma republicana, un triunvirato podía ser una magistratura formal: un órgano oficial con tres magistrados que ejercían poder conjunto. Podía o no ser ocasional.

En la historia de Roma hubo un solo "triunvirato" (después veremos cómo esta denominación no es tampoco correcta en este caso), aunque siempre leemos que fueron dos.

La primera asociación (mal llamado triunvirato) fue la que se dice que formaron: Cayo Julio César, Cneo Pompeyo Magno y Marco Licinio Craso.


Un poco de contexto político:

El primero, Julio César, quería un puesto como cónsul y el mando militar en la Galia; el segundo, Pompeyo, quería ratificar sus asentamientos para veteranos tras las campañas de Oriente, y el tercero buscaba prestigio político-militar y recuperar el dinero de algunas inversiones. Además, los tres querían vencer la oposición senatorial, especialmente la de los optimates, y utilizar su influencia para aprobar leyes, obtener cargos y repartirse las provincias.

En la llamada “Conferencia de Lucca” (56 a. C.), reafirmaron el pacto: Pompeyo y Craso lograron el consulado juntos. Se extendieron los mandatos de César y se repartieron los gobiernos provinciales. Durante el consulado de César (59 a. C.), aprobaron una ley agraria (Lex Iulia Agraria) para reasentar a veteranos de Pompeyo; ratificaron sus campañas en Oriente; consiguieron los consulados para Pompeyo y Craso (55 a. C.); y renovaron de forma prolongada los mandatos militares para César en la Galia y las gobernaciones para los otros dos.

Finalmente, esta asociación se rompió debido a la muerte de Craso en Carras (53 a. C.), lo que produjo un desequilibrio; la muerte de Julia (54 a. C.) terminó con el vínculo familiar entre César y Pompeyo; la rivalidad entre ambos desembocó finalmente en una guerra civil (49 a. C.).

¿Por qué no podemos llamarlo triunvirato?

Primero (y muy importante), la palabra “triunvirato” no aparece en los autores antiguos. Fue acuñada por primera vez en 1681, aunque se comenzó a utilizar de forma más extendida en los siglos XVIII y XIX entre los eruditos ingleses y franceses.

En la antigua Roma se hablaba de asociación, conspiración o con términos burlescos como “monstruo de tres cabezas”. Así, Varrón (contemporáneo de los tres políticos) lo llamó tricaranus, literalmente “monstruo de tres cabezas”. Aunque la obra no se conserva, diversos autores lo citan. Suetonio lo llama societas, es decir, “asociación” o “alianza”, y Tito Livio utiliza conspiratio, es decir, “conspiración”.

Más allá de que esta palabra no existiera, sí sabemos que el "segundo triunvirato" fue una asociación aceptada legalmente. Esto se debe a que el primero no fue una institución oficial. Nunca fue reconocida, es decir, que no existió nunca ninguna orden ni ningún decreto legal que estableciera un poder colegiado. Cosa que sí ocurrió con el segundo, que formó magistraturas legales con autoridad estatutaria.

Así que lo explico con otras palabras: esa primera asociación (el mal llamado "primer triunvirato") no tuvo un carácter formal y fue un acto secreto. Fue una coalición privada y encubierta. No fue un acuerdo público. Esta no aparecía en ningún registro legal. Y aunque se cita el Pacto de Luca (56 a. C.) fue una renovación de la alianza, fue informal y privada.

En realidad fue una asociación que no tuvo una fecha de partida; fue una coalición que se fue formando de forma paulatina, aunque se toma el 59 a. C. como una fecha aproximada para el primer paso, cuando César, que ya era cónsul, fue respaldado por Pompeyo y Craso en sus iniciativas legislativas. Además, se unía a todo ello que no había un reparto claro de poder ni tenían funciones colegiales. Cada uno de los tres políticos tenía autonomía para gobernar en sus provincias y seguían operando bajo las magistraturas normales, sin poderes adicionales compartidos. Nunca formaron un colegio magistral con competencias comunes ni imperium conjunto.

Finalmente, y con esto zanjo el tema, la alianza se basaba en intereses personales, no en un proyecto común. Por este motivo duró la alianza mientras Julia seguía casada con Pompeyo; al morir esta y también Carso, la ruptura entre Julio César y Pompeyo fue un hecho.

Y entonces, ¿por qué "segundo triunvirato” para el de Augusto, Marco Antonio y Lépido?


Pues partimos de la misma premisa inicial: “triunvirato” es un término moderno. Los romanos denominaban a esta asociación Triumviri Rei Publicae Constituendae Consulari Potestate, es decir, “los tres hombres para la restauración de la República con poder consular”. A veces aparece abreviado en monedas y documentos como III VIR R P C. Es decir, que en las fuentes romanas (epígrafes, monedas, fastos, etc.) aparecen los triunviros identificados por ese título, no por "triunvirato"; son "tres triunviros".

¿Por qué este segundo caso sí es una asociación de triunviros y el primero no?

Este segundo fue una magistratura colegiada legal. Se creó mediante la Lex Titia (43 a. C.). Tenía facultades extraordinarias. Podían aprobar leyes, proscribir enemigos y designar magistrados. Se basó en una comisión formal con imperium mayor que el de los cónsules y tenía una duración de cinco años (43 a. C. a 38 a. C.).  Tuvo dos mandatos formales de cinco años (43–38 y 38–33 a. C.). Después se disolvió de forma definitiva.

Esta asociación nació en medio de la guerra civil tras el asesinato de César. Implicó proscripciones, campañas militares (Filipo, Actium) y redistribución explícita de provincias. Tenía base constitucional clara e instituía un poder colegiado autorizado por el Senado y el pueblo romano. Además de que consolidó un poder autoritario mediante purgas y reconstrucción del Estado, para luego desembocar en la rivalidad y victoria de Octavio sobre Antonio en Actium (31 a.C.), marcando el fin de la República y el inicio del Imperio.

Para saber más, os recomiendo este libro:

La crisis de la República (133–44 a.C.) de Francisco Pina Polo para la ed. Síntesis.





8 jun 2025

Los dioses griegos no son los romanos y hace mucho que lo sabemos

 



Hay tradiciones erróneas con las que es muy difícil terminar. Una de ellas, quizás una de las más arraigadas, está en la mitología. Siempre leemos que Zeus es Júpiter, Afrodita es Venus, Marte es Ares. La realidad es que los dioses griegos no son los romanos.

Aunque ya existían contactos culturales entre griegos y romanos desde el siglo VI a.C., fue el poeta romano Ennio (239–169 a.C.) quien popularizó por primera vez la idea de que los dioses romanos correspondían a los griegos, utilizando una fórmula que comparaba a los “Doce Dioses Mayores” de Roma con los del panteón olímpico griego. Ennio tradujo a los dioses griegos con nombres latinos en su obra Annales, ayudando a fijar esa equivalencia.

La principal razón por la que los romanos identificaron a sus dioses con los griegos (considerándolos los mismos con distintos nombres) fue una combinación de estrategias culturales, políticas y religiosas.

La primera fue la asimilación cultural, llamado sincretismo. Los romanos eran muy prácticos y absorbían elementos que les resultaban útiles de los pueblos con los que entraban en contacto. No solo los pueblos griegos, como es en este caso. También de egipcios, fenicios, etc.

La segunda, una necesidad de equivalencia teológica. Cuando entran en contacto con otros pueblos, necesitaban comprender y organizar los sistemas religiosos extranjeros. Así que se esfuerzan por establecer un lenguaje común.

La tercera, el control ideológico y político, lo que les lleva a una necesidad de unificar panteones, lo que facilitaba la tarea. Los romanos no destruían los templos de otros pueblos; eran demasiado supersticiosos como para atreverse a ofender a los dioses, aunque no fuesen de su misma religión. Para ellos, unificar los dioses que se veneraban era más ordenado y comprensible.

La cuarta razón, la influencia de la literatura y la filosofía griega. Ennio, Cicerón, Virgilio u Ovidio escribían inspirados por Homero y Hesíodo. Lo que hicieron fue adaptar los dioses griegos a los latinos.

La quinta: lo que estaban haciendo los romanos con sus dioses ya lo hacían los griegos con los suyos mucho antes. Por ejemplo, con la aparición de Afrodita adaptada de la diosa próximo-oriental Astarté.

Y lo más curioso de todo esto es que no es una novedad. Ya a principios del siglo XX, Jane Ellen Harrison (1850-1928) lo dejaba por escrito en su Myths of Greece and Rome (1928), traducido a nuestro idioma en varias editoriales como La piel bajo el mármol.

Harrison decía:

"El estudio de la mitología griega ha estado sometido desde hace mucho tiempo a dos graves problemas. El primero, que hasta aproximadamente finales del siglo XIX o principios del XX, a la mitología griega siempre se la ha estudiado a través de un filtro romano o alejandrino. Hasta hace muy poco era normal llamar a los dioses griegos por sus nombres latinos: Zeus era Júpiter, Poseidón era Neptuno, Hera, Juno. No vamos a perder el tiempo haciendo leña del árbol caído: esa costumbre ya ha tocado a su fin. Ahora sabemos que Júpiter, a pesar del parentesco, no es lo mismo que Zeus; Minerva a todas luces no es Atenea. No obstante, perdura un error, muy peligroso por más sutil: hemos dejado de lado los nombres latinos, pero seguimos inclinándonos por conferir naturalezas latinas o alejandrinas a los dioses griegos, seguimos convirtiéndolos en dioses de juguete de una literatura tardía, artificial y enormemente ornamental". (Ed. Siruela)

1 jun 2025

Algo nuevo se está cociendo: Ecos de tinta




Dejo aquí esta corta publicación para anunciaros que a partir de ahora "Ecos de tinta" se convierte en mi blog de reseñas críticas sobre libros (ensayo y novela) de historia antigua.

Realmente se trata de un trabajo ya estaba realizando en mi Istagram, pero que he creído mucho más práctico publicarlo de forma accesible a todos mis seguidores e ineresados en la lectura. En las redes sociales debido a la cantidad de publicaciones que hago se quedaban invisibilizadas mis reseñas y valoraciones. Publicándolo de esta forma queda mucho más a mano de todos, aparecen los libros en las búsquedas por web y encontrar el título deseado es mucho más rápido.

Espero que os animéis a compartir lo que publique y a seguirme en aquel otro espacio.

En "Arqueología en mi jardín" seguiré publicando temas relacionados con la arqueología, el arte y la historia antigua o aquello que crea interesante.

Gracias por seguirme y estar siempre ahí.





24 may 2025

Divulgadoras de calidad y asequibles "ex" redes sociales: ¡¡no te las pierdas!!




Sé que estamos en un momento en el que los seguidores son el reclamo para muchas instituciones, que están apostando por esos colegas que suman miles de miles de personas que los oyen (porque prima eso, que se les oye y ve, no se les lee). 

Así que la entrada de hoy se la quiero dedicar a unas mujeres cuyas cuentas en redes sociales no suman más de 3000 seguidores.  Esas que no se exponen públicamente.  Son grandes divulgadoras, con mucha calidad, pero que pasan desapercibidas para el público en general por dos motivos: son mujeres y no tienen gran cantidad de seguidores o no trabajan en sus redes sociales.  

Como todas ellas son magníficas en su trabajo de compartir con la sociedad sus conimientos, están super preparadas y son (básicamente) la leche en lo que hacen, no puedo hacer un ranking. Me confieso muy fan de todas ellas. Hay más, pero por ahora he seleccionado cinco.  

Este es el listado de las más top para mi en conocimientos, calidad, claridad y con ganas de hacer llegar al público todo lo que saben y han aprendido. Son (con sus cuentas de instagram, algunas son más de Facebook, así que puedes encontrarlas en una red u otra, algunas no divulgan en redes sociales):

INMACULADA VIVAS @inmaculadavivas

Doctora, egiptóloga y profesora en el Departamento de Historia del Arte de la UNED.  Especializada en el arte del Antiguo Egipto. Su investigación se centra en el Reino Nuevo. Sus conocimientos sobre los contactos entre Egipto y el Egeo son una de sus pasiones.  La iconografía, la figura del artista y las relaciones en el Mediterráneo son sus principales líneas de investigación. Da conferencias, ha participado en exposiciones, está en grupos de investigación, aparece en documentales y tiene publicaciones sobre perspectiva de género profundizando en el conocimiento del papel de la mujer en el Antiguo Egipto. Si te encanta Egipto no puedes perderte sus cursos de verano en la UNED de Ávila donde organiza e imparte docencia junto a un montón de especialista de primera línea. Oírla hablar es una pasada.




MIRELLA ROMERO @mirellarore

Doctora y Catedrática de Historia Antigua en la Universidad Carlos III de Madrid.  Trabaja la recepción de Pompeya y Herculano en España e Iberoamérica.  También puedes leerla hablando de la religiosidad de los navegantes antiguos.  Yo te recomiendo que leas su "Pompeya: vida, muerte y resurrección de la ciudad sepultada por el Vesubio" (Esfera de los Libros) del que hace unos meses salió una nueva edición, pero también puedes oírla en conferencias o leerla en sus numerosas publicaciones. Otra grande que no puedes dejar de seguir.    




IRENE MAÑAS   @im_perfectissima_femina

Doctora, historiadora y arqueóloga.  Es profesora en el Departamento de Historia Antigua de la UNED.  Su especialidad es la antigua Roma y el mundo clásico en general. Su divulgación se centra, sobre todo, en la mujer y todo lo que la rodea, pero también puedes leerla escribiendo sobre urbanismo en Hispania, arquitectura doméstica o iconografía de los mosaicos romanos. Aunque es una todoterreno que se mueve sin problema en toda la antigüedad. También imparte cursos, seminarios y conferencias.  Si quieres leer algo de lo que ha publicado últimamente te aconsejo: "Las mujeres y las relaciones de género en la antigua Roma" (ed. Síntesis).




ISABEL BARCELÓ @isabelbarcelochico

Aunque tiene una cuenta en Instagram es realmente activa en Facebook. Es Licenciada en Filosofía y Letras, pero su trabajo como divulgadora lo realiza desde la novela.  Su labor se centra en la recuperación de la memoria de las mujeres en la historia.  No podéis dejar de leerla en "Dido, reina de Cartago" (Es Ediciones), "La muchacha de Catulo" (Evohe) y en "Mujeres de Roma" (Salamandra). La podéis encontrar en artículos de la revista Historia National Geographic, impartiendo conferencias y participando en clubes de lectura y mesas redondas en España, pero también en Italia donde se la aprecia y admira mucho. Os aseguro que leerla es una auténtica delicia y con ella se aprende muchísimo.




CHARO GUARINO @charoguarino

Doctora y profesora de filología latina en la Universidad de Murcia. Es una de las veteranas en la divulgación de la cultura grecolatina en nuestro país.  Su trabajo se centra en la pervivencia de la cultura grecorromana a través de los textos literarios y su influencia en las artes. Os recomiendo que leáis "En el nombre de Ovidio" (Fundación Teatro Romano de Cartagena) que es una antología de poemas con 140 textos que abarcan desde Garcilaso hasta Neruda, todos ellos inspirados en los poemas de Ovidio, y "Palabra de mujer. Mujer y literatura en la antigua roma" que escribe junto a María Luisa Aguilar (ed. Dikinson).  Y no podéis dejar de investigar su faceta como poetisa porque es tremenda.



No hace falta que os recuerde que la calidad en la divulgación no solo se puede medir por el número de seguidores en redes sociales.  Hay muy buena divulgación con personas comprometidas, responsables, muy capaces y asequibles, y con mucha experiencia que pueden ayudaros a conocer y comprender el mundo antiguo. No utilizan internet, pero le dan a las teclas de sus ordenadores para publicar libros y artículos novedosos, profundos y llenos de conocimiento asequibles en su lectura para todo el mundo.

 

18 may 2025

El gladiador (al que fue imposible que mordiese un león) encontrado en York

 Hace unas semanas saltaba a la prensa la siguiente noticia:





Para leer la noticia pincha aquí.

Fueron muchos los medios que se hicieron eco de la primicia. Fue por este motivo que la Cadena Cope me invitó a hacer un análisis de la misma (aquí el enlace).

Vale la pena analizar la noticia para puntualizarla.

El contexto

El descubrimiento de los cuerpos de esta necrópolis (Drieffield Terrace, en York) ya fue noticia en el año 2010, aunque los restos aparecieron realmente en la campaña arqueológica del año 2004-2005.  

Se trataba del hallazgo de 80 esqueletos y 16 incineraciones. Todos ellos eran hombres, con edades entre los 19-45 años. Lo que más destacaba de ellos es que 46 aparecieron decapitados, con los cráneos entre las piernas. Uno de los huesos de uno de los individuos tenía marcas de los dientes de un animal que en aquel momento no podía ser identificado. Se hablaba de tigre, león u oso. La mayoría tenían traumas ante y post mortem. También aparecieron huesos de varios animales, como los de un caballo, con marcas de carnicería. La necrópolis tenía un rango cronológico amplísimo. Cubría desde finales del siglo I a principios del siglo V.  

Se trataba de los enterramientos de los habitantes de la antigua ciudad de Eboracum. Esta localidad, hoy York, fue inicialmente levantada por la IX Legión Hispana. Era una importante base militar y posteriormente un asentamiento urbano. A principios del siglo III d. C. fue la capital de la provincia romana más septentrional del Imperio. Además, fue el lugar en el que en el 306 Constantino I fue proclamado emperador por el ejército.  

En aquel momento ya se llegó a una conclusión, y la prensa así lo publicó: los huesos encontrados eran los de esclavos, soldados extranjeros, gladiadores o que se trataba de ciudadanos romanos de alto rango ejecutados por una lucha de poder tras la muerte de Septimio Severo en el 211 a. C. La investigación seguiría abierta hasta tener datos concluyentes.


Para leer la noticia pincha aquí.


La noticia que saltó a los periódicos apostó por los gladiadores, y pasaba de puntillas sobre las demás posibilidades. Los gladiadores venden más, por supuesto.

¿Por qué se llegó a la conclusión de que eran gladiadores? Porque se trataba de hombres, fuertes, jóvenes, con heridas. Y lo que parecía una prueba contundente: estaban decapitados. 

Los últimos estudios han llegado a conclusiones muy interesantes. Por ejemplo, que algunos de los individuos eran de la zona de York, otros de lugares cercanos. Que por lo menos uno era de la zona de Palestina y que había algunos más de la zona norte de Europa. Fueron hallados en la necrópolis que se encontraba a las afueras de la ciudad junto a la vía que unía Londres con York. Algunas de las tumbas eran muy lujosas. 

Además, habían estudiado el hueso perforado por los dientes de un animal. Mediante una comparativa con animales del Zoo de Londres habían llegado a la conclusión de que fue un león el que había hincado el colmillo a la pelvis de este individuo. Se dataron los huesos como del siglo III d. C. Debía de tener entre 25 y 35 años cuando murió. Medía 1'70 (para conocer el tema de la estatura media de los romanos, podéis leer este otro artículo mío aquí) y que su procedencia era de Gran Bretaña. Su herida era peri mortem y era uno de los cuerpos decapitados.


Fotos del hueso de la pelvis.


Así que se llegó rápidamente a la conclusión de que se trataba de un gladiador que había muerto mientras luchaba contra un león. Lo que es un TREMENDO ERROR. Y ahora voy a contar los motivos, porque hay varios.

Análisis:

1.  "El cuerpo encontrado es el de un gladiador porque luchó contra un león." Llamar a este hombre gladiador porque había muerto luchando contra un animal es el primer error. Y muy importante, por cierto. Los gladiadores no luchaban contra los animales. Los venatores (cazadores) son quienes lo hacían. Los gladiadores siempre luchaban contra otros gladiadores. Los venatores sólo contra animales.

Las venationes (el espectáculo de cacerías de animales) y las luchas de gladiadores eran dos funciones diferentes, aunque formaban parte (no siempre) de una misma jornada de espectáculos que se celebraban en el anfiteatro (no siempre).

Lo que nos lleva a desmentir un bulo que circula por ahí: los venatores no eran una tipología de gladiador. Ambos eran dos especialidades diferentes de dos espectáculos distintitos. Tenían cuarteles (ludus) separados, donde eran preparados para luchar contra contendientes diferentes. Mientras los gladiadores lo hacían en el Ludus Maximus (era el más importante en Roma), los venatores lo hacían en el Ludus Matutinus, que hacía referencia a que la lucha con animales era por la mañana.

2.  "Es un gladiador porque está decapitado." Segundo error. Los gladiadores no eran decapitados.  Ninguna fuente nos deja constancia de este acto. La decapitación sólo tenía lugar en las ejecuciones de los condenados a muerte. No formaba parte del ritual gladiatorio. La decapitación era la fórmula para llevar a cabo la pena capital a los ciudadanos romanos. Esto era así porque, para un romano era la forma menos humillante de morir en público. ¿Problema? Que no sabemos si fue decapitado en la arena, cosa que como veremos en el siguiente punto es poco probable.

3.  "Como tenía fuertes huesos era un gladiador."  El estudio de los huesos demuestra que eran personas con entrenamiento. No sólo nuestro protagonista, el resto de sus compañeros enterrados también. Muchos tenían heridas anteriores curadas y otras peri mortem. Muchas de ellas estaban en el cráneo por haber sido golpeados, en las manos y muñecas debido a caídas. En el caso de las fracturas craneales sí tienen un paralelo en los cuerpos encontrados en Éfeso, también estudiados como gladiadores. Además, se ha creído que era por el ritual del que habla Tertuliano en uno de sus textos y que decía: 

"En las bromas crueles de los juegos del medio día nos reímos de Mercurio examinando a los muertos con el hierro incandescente; vimos también al hermano de Júpiter que con un martillo sacaba los cadáveres de los gladiadores" (Apologético, 15, 5, trad. Fernando Lillo).

Podemos comprobar que hace referencia a los espectáculos del medio día, momento en que se llevaban a cabo las ejecuciones de condenados a muerte. Nada tiene que ver con los gladiadores ni los venatores, espectaculos de la tarde y de la mañana, respectivamente.

Conclusión:

El "gladiador mordido por un león" no era ni gladiador ni venator.  Muy probablemente, y basándome en las pruebas, se trataba de un condenado a muerte que sufrió el ritual completo de su ejecución. Primero fue expuesto a las fieras, un león consiguió morderle en la cadera (forma natural en que estos animales atacan a sus presas). Como no murió bajo sus colmillos y no podía salir vivo de la arena, fue rematado con un golpe en la cabeza y requeterrematado por la espada, cortándole la cabeza probablemente ya fuera de la arena, confirmando definitivamente así su muerte.




Éfeso. Hoy en el British Museum. Fuente: British Museum

Para saber más:

Muñoz-Santos, M. E. (2022) Animales in harena, ed. Confluencias
Muñoz-Santos, M. E. (2022) Gladiadores, fieras, carros y otros espectáculos de la antigua Roma, ed. Síntesis.
Lillo, F y Muñoz-Santos, M. E. (2024) Gladiadores. Valor ante la muerte, ed. Desperta Ferro.












10 may 2025

Lucrecio y el peligro de la escalada bélica.

Ayer por la tarde estuve impartiendo una conferencia en Sagunto, en el marco de la I MUESTRA SAGUNTUM IN MARE NOSTRUM. A petición de la organización, mi charla trató el tema de romanos contra cartagineses.  Yo misma decidí ser un poco más específica para intentar salirme un poco de lo que ya se había dicho tantas veces.  Así hablé de los elefantes de Aníbal. Al fin y al cabo, los animalillos son uno de mis temas de investigación.


Como dejé bien avisado al público, no iba a hablar de batallas, de guerras, de vencedores y perdedores.  Mi conferencia se iba a centrar exclusivamente en los animales. En los elefantes.

Expuse lo que los autores antiguos contaban sobre los elefantes de Aníbal: Tito Livio, Polibio, Plinio el Viejo, Apiano, Estrabón, Diodoro de Sicilia, Floro.  También de la representación de los paquidermos en el arte y la arqueología. Pretendía que el público tuviera una panorámica general sobre la presencia de estos animales en las Guerras Púnicas.

Cerré la charla con un texto precioso de Lucrecio.  Uno de los más bellos y aterradores, bestiales y violentos que he leído últimamente.  Se trata de un pasaje antibelicista, algo extraño en Roma que tanto adoraba al dios marte y amaba la violencia. 

Tengo que avisar de que no es el texto que se encuentra en las traducciones.  Lo he recortado, cambiado algunos párrafos de lugar, omitido y explicado algunas palabras. En general lo he hecho más liviano para que se pueda leer más fácilmente y entender aún mejor.  Resumiendo, que he hecho una adaptación del texto original.

Lo explico un poco antes de transcribir:  

Lucrecio, 99 a. C.-c. 55 a. C., fue un poeta y filósofo romano. En el libro V de su La naturaleza de las cosas ((1298-1351), nos da una idea de las consecuencias del uso de los elefantes en las Guerras Púnicas.  Expone la locura humana al utilizar los animales para la guerra. Nos cuenta cómo los seres humanos llegan a cualquier extremo en su búsqueda de la ventaja militar. 

Su texto nos recuerda la devastación que trae consigo la guerra y nos evoca algo que está hoy en mente de todos: las desastrosas consecuencias de la carrera armamentística.

Sus palabras suenan a rabiosa actualidad. Solo cambien animales por aviones de combate, bombas nucleares y drones.

Transcribo el texto tal y como lo escribí para leer al finalizar la conferencia:

Montar armado en los ijares del caballo, controlarlo con frenos, mostrar destreza con la diestra, esto es anterior a poner a prueba los peligros de la guerra en un carro de dos caballos. Uncir los de dos caballos es anterior a los de dos pares de caballos y que subir a los carros armados con hoces.



Después a los elefantes, de cuerpo torreado, horribles, con mano de serpiente, enseñaron los cartagineses a soportar las heridas de la guerra y a turbar las grandes huestes de Marte. Así, la triste discordia produjo una cosa después de otra, para que fuera horrible a las naciones humanas en armas, y día a día aumentaron los terrores de la guerra.



Primero fueron los caballos, luego los elefantes. Nada fue suficiente para luchar en la guerra. Así que probaron algo nuevo. Se les ocurrió intentar utilizar toros en el campo de batalla. Estos arrojaban a los de su bando y los aplastaban con sus patas y perforaban con sus cuernos debajo de los costados y los vientres de los caballos, y escarbaban la tierra con su frente amenazante.



Experimentaron con enviar jabalíes feroces contra el enemigo. Los animales azotaban, feroces, con poderosos dientes a sus aliados, tiñendo con su sangre las armas quebradas, y provocaban caídas entremezcladas de jinetes e infantes. Los caballos evadían de costado el impulso de los feroces dientes o atacaban los vientos con sus patas levantadas. Pero caían estremeciendo la tierra por sus pesados cuerpos, con sus tendones cortados. Se enardecían en el curso de las acciones por las heridas, el griterío, la fuga, el terror, el tumulto.


Algunos lanzaron delante de los soldados fuertes leones. Inflamados por la confusión de la matanza desordenaban, feroces, las tropas de soldados sin ninguna distinción. Sacudían por todas partes las melenas terroríficas de sus cabezas. No podían los jinetes apaciguar los pechos de sus caballos aterrorizados por el rugido. Tampoco volverlos con los frenos contra los enemigos. Las leonas lanzaban sus cuerpos irritados de un salto a todas partes y buscaban los rostros de los que venían en su contra y desgarraban por la espalda a los que estaban descuidados, y agarrándolos los lanzaban a la tierra vencidos a causa de las heridas, sujetándolos con poderosos mordiscos y con sus curvadas garras.



No me puedo creer que, antes que aconteciera este repulsivo mal comunitario, no fueran los hombres capaces de presentir lo que iba a ocurrir, y ver el futuro. Quisieron hacer eso, no tanto con la esperanza de vencer al enemigo, como para que gimiera y terminasen muriendo ellos mismos. Por desconfiar de su número y creer que su equipamiento para luchar era insuficientes quisieron experimentar con nuevas armas, sin entender que eran para ellos mismos un peligro.

 

Fotos: Wikimedia commons